Hace ya algún tiempo, en la primera parte sobre la historia de la creación del ser humano, que publicábamos el pasado año, decíamos que, en el momento en el asimoss crearon al lhumanu, o más bien cuando este “apareció” por la cruza entre el lhulu y el manu, se crearon algunos arquetipos que están actualmente relacionados con lo que entendemos por “los signos del zodiaco”:
Aquí empiezan las pruebas con avatares físicos (nuestros cuerpos orgánicos) con diferentes grupos sanguíneos y estructuras energéticas. Las configuraciones que fueron probadas y, más o menos validadas y aceptadas, son, actualmente, la base conceptual que luego ha dado lugar a los diferentes tipos de características asociadas a los signos del zodiaco, ya que, literalmente, asimoss crearon diferentes «arquetipos humanos» a nivel mental, emocional, energético y físico que responderían de forma ligeramente distinta a las influencias planetarias que llegan a la Tierra en cada momento del año.
Como todos ya sabéis, los signos del zodíaco son un conjunto de doce símbolos que representan las constelaciones por las que pasa el Sol a lo largo del año en su movimiento aparente alrededor de la Tierra. Estos signos forman parte de la astrología, ciencia entregada por asimoss a los primeros clanes de lhumanus que formaban parte de la semilla de lo que ha llegado a ser hoy en día SC, para que supieran cómo usar las energías “cósmicas” a su favor, y entendieran el impacto que las corrientes electromagnéticas del sol y de los diferentes planetas tiene sobre la Tierra y sobre todos los seres vivos en ella. A partir de ahí, el desarrollo de la astrología en sus inicios buscó analizar y predecir eventos de la vida humana basándose en la posición de los astros en el momento del nacimiento de una persona y, con los cambios inevitables y las distorsiones producidas por el paso de las generaciones y del conocimiento tergiversado que SC volcó hacia la humanidad, siglo a siglo, ha llegado hasta nuestros días tal y cómo la conocemos actualmente.
12 arquetipos principales
Cuando asimoss entregaron el conocimiento de las influencias planetarias y «cósmicas» a la recién creada humanidad, lo hicieron dividiendo el zodíaco en doce “bloques”, cada uno de los cuales cubre aproximadamente un mes del año, y explicando a las élites sacerdotales de aquella época que cada “zona del firmamento”, desde la cual llegaban diferentes corrientes de energía, tenía características particulares y, que las personas nacidas dentro del paréntesis temporal que formaba cada “bloque” (nuestros signos zodiacales actuales), tenían (tenemos) rasgos de personalidad específicos. Como ya podéis suponer, asimoss habían creado esta división artificial del zodiaco por sus propios motivos, que vamos a tratar de explicar.
Entonces, si es relativamente correcto que, según el “bloque temporal” del año en el que has nacido tienes una configuración arquetípica diferente ¿Por qué sucede esto? ¿Es decir, por qué por haber nacido en un mes determinado se nos asocia unas determinadas características psicológicas y emocionales diferentes a las de otros meses del año?
La respuesta está en una estructura creada en los albores de la creación de la humanidad presente en el plano mental del planeta por encima del inconsciente colectivo (energéticamente hablando) que actúa como un filtro energético que parametriza las energías que llegan del sistema solar y del exterior de este según el mes del año (la posición de la Tierra respecto al sol en su ciclo anual orbitando alrededor de este) con una serie de características determinadas.
Así, en el recorrido de la órbita elíptica de la Tierra respecto al sol, es como si hubiera unos papeles de celofán de colores, que actúan como una serie de filtros en el plano mental que une la Tierra con el Sol, y al que, asimoss, literalmente, conectaron una serie de arquetipos y parámetros determinados según la energía que la Tierra recibiría en el momento de pasar por ese “signo”, que corresponde a un tramo determinado del desplazamiento de nuestro planeta alrededor de nuestra estrella. Durante ese tramo, que dura más o menos un mes, todo lo que está vivo en el planeta se ve coloreado y alterado por el filtro mental y energético (es a varios niveles) que existe en esa parte del recorrido, y, cuando pasamos al siguiente tramo del desplazamiento (el siguiente signo) entonces cambia el tipo de arquetipo y filtros que tamizan las energías externas y todos los seres conscientes que nacen y están “vivos” en ese momento, pasan a estar “coloreados” por los arquetipos y parámetros de ese tramo del recorrido orbital.
Buscando diferenciar diferentes avatares para diferentes funciones
La razón por la que asimoss decidieron crear diferentes modelos psicológicos para la humanidad de entonces (y la de ahora, pues esos filtros y arquetipos siguen activos y funcionando) estaba relacionada con las tareas que asimoss asignó a la raza humana en los principios de nuestra creación como especie.
Para ciertas funciones, las que fueran, les venía bien que los lhumanus tuvieran unas ciertas características psicológicas, emocionales y energéticas determinadas, para otras funciones, las que fueran, les venía bien que los lhumanus pues tuvieran otra serie de arquetipos “base”. Así, se dividió a todos los avatares que iban naciendo en estos doce grandes grupos, sin perjuicio de que luego, a nivel individual, cada uno de esos seres humanos tuviera como su programación individual y que sus características zodiacales no fueran más que unos rasgos amplios y genéricos, pero reales, sobre los cuales construir la programación del resto de niveles de la psique.
Por lo tanto, todos nosotros tenemos, en uno de los niveles más profundos de programación de nuestras esferas mentales, la impronta de los arquetipos que corresponden a nuestro momento del año en el que pasábamos (nuestro planeta) por la zona del carril orbital donde está instalado el filtro que adapta la energía que se recibe en la Tierra en esa época del año al signo zodiacal en el que hemos nacido y con el que nos identificamos, creamos en ello o no creamos para nada en estas cosas.
Ahora quizás ya no tiene ningún sentido esta división por características psicológicas para las funciones y labores que hacemos o dejamos de hacer, ya que, seas del signo que seas, probablemente puedas hacer de todo y de la misma forma que cualquier otra persona de cualquier otro signo, con mayor o menor soltura o con mayor o menor capacidad, pero sigue siendo correcto que esta base de programación siempre te va a permitir tener ciertas habilidades para algo que otros signos no tienen y, de ahí, que asimoss buscaran la división del trabajo mediante la especialización de los lhumanus basándose en la parametrización de sus características mentales y energéticas. Como la realidad manifestada depende de la programación mental, si ya tienes unos arquetipos de base instalados según una cierta configuración “zodiacal”, ya tienes un sustrato determinado para proyectar “la vida” de una cierta manera.
En cierto modo, digamos que era como producir seres humanos ya adaptados a unas ciertas configuraciones energéticas para una cierta labor de entonces, la que fuera, facilitando no tener que programar tan intensamente los grupos de lhumanus de aquellos momentos para que tuvieran facilidad para hacer esto o lo otro, pues ya poseían de serie una serie de rasgos que les facilitaban su gestión según el grupo “zodiacal” (esta nomenclatura de “zodiaco” es relativamente actual, para REC, en aquel momento eran simplemente diferentes “programaciones” para el conjunto de la humanidad) al que pertenecían y las funciones asignadas a ese grupo en concreto.
¿Por qué se divide la elíptica en 12 signos y no en 20, por ejemplo?
Otro tema es porqué se eligió la división de la eclíptica zodiacal en 12 “bloques”, en lugar de un número diferente como 20, o el que sea. Esto tiene sus raíces en la capacidad que tenía la humanidad de entonces para grabar esta información en la estructura de su psique, siendo la razón principal que esta división se correlaciona con la cantidad de meses lunares en un año solar. Es decir, como las órbitas lunares y planetarias ya estaban establecidas y los ciclos de la Tierra era algo que asimoss ya tenían y podían usar “por defecto”, usaron esta base para decidir cuantos “tramos de colores” poner sobre el carril que forma la elíptica planetaria para crear los arquetipos zodiacales.
Así, hicieron primero coincidir el zodiaco con el ciclo anual de las estaciones. La Tierra tarda aproximadamente 365 días en orbitar alrededor del Sol y, durante este período, experimentamos cuatro estaciones debido a la inclinación del eje terrestre que los propios asimoss modificaron como ya explicábamos en su momento. Como ya sabéis, las estaciones pueden dividirse en 12 partes iguales, con tres meses por estación, así que la división de la eclíptica zodiacal en 12 signos les permitía asociar cada uno con una parte específica del ciclo anual.
Por otro lado, también lo hicieron coincidir con los meses lunares. Un mes lunar es el período que tarda la Luna en completar una órbita alrededor de la Tierra, aproximadamente 29.5 días, algo que también ya estaba fijado y funcionando en “automático” desde que se trajo la Luna y se ancló a la Tierra como su satélite y estabilizador energético. Con todo junto, como hay cerca de 12 meses lunares en un año solar (354 días en total), dividir la eclíptica en 12 signos se ajustaba también al ciclo de los meses lunares, haciendo, por lo tanto, que lo más sencillo fuera dividir a la humanidad de entonces en 12 grupos principales de programación “estándar”.
Para las primeras élites sacerdotales de los clanes del género paranthropus, que fueron las que recibieron este primer conocimiento de la mano de REC, la posición de los astros y las constelaciones que observaban les permitió notar cómo estos patrones de comportamientos y estructuras zodiacales se relacionaban con los ciclos naturales de la Tierra, haciendo que su aceptación se sintiera como algo “natural” (y no hicieran preguntas respecto al porqué habían sido programados así) pues se le veía un propósito y una relación respecto a lo que podían comprender del funcionamiento del planeta y sus ciclos (es decir, se les hizo creer que era algo natural, que sucedía porque sí el hecho de que si nacías en un determinado momento del año, pues tenias una cierta configuración natural, no porque estuvieran programados a propósito por ello). Todo junto, pues, y para REC, la elección de 12 signos fue práctica en ese momento, ya que ayudaba a crear un sistema ordenado en las psiques humanas y fácil de entender y aceptar para las “élites” de entonces.
Otros filtros en otros sistemas mentales
En todo caso, cabe destacar que, aunque la división en 12 signos es común en la astrología occidental, pues fue en la zona de Mesopotamia donde se dieron los primeros traspasos de esta información hacia la humanidad y, de ahí es lo que nos ha llegado actualmente, todos sabéis que existen otros sistemas astrológicos en diferentes culturas que tienen un número diferente de signos o se rigen por otros sistemas diferentes.
Por ejemplo, la astrología china utiliza un ciclo de 12 años, con un animal diferente representando cada año, y esto es debido a que diferentes grupos de asimoss que se asentaron en diferentes partes del globo para coordinar la evolución de las diferentes culturas de la humanidad fueron entregando diferentes variantes del mismo conocimiento acorde a la psique “local” que se desarrollaba en distintas partes de la geografía del planeta y que iban programando de diferente forma.
Por lo tanto, y como los “filtros” mentales de cada tramo de la elíptica tienen muchísimos estratos, capas y son muy complejos, diferentes arquetipos se fueron desarrollando y conectando en diferentes niveles de las psiques “regionales” y, luego, se enfocaron en la explicación y desarrollo de partes de la influencia de estos filtros para la cultura de esa zona. Es decir, en diferentes partes del planeta, hay otros filtros superpuestos a los filtros “zodiacales” de base, de forma que, por ejemplo, la astrología china está enfocada en una capa de arquetipos que está superpuesta a la capa “base”, y que filtran energías según cualidades y asociaciones con las mentes grupales de diferentes animales del planeta.
Así, para entender la programación “zodiacal” que se nos inserta en su conjunto, deberíamos pues conocer todas las capas de filtros y arquetipos conectados a cada una para cada periodo temporal (mes o año) y, así, tendríamos un manual de instrucciones sobre parte de esa programación estándar que todos recibimos al nacer. En cierto modo, la suma de todos los sistemas astrológicos de todas las culturas de la humanidad es lo que se acercaría un poco más a explicar el funcionamiento del mecanismo de creación de los arquetipos humanos zodiacales tal y cómo funciona en estos momentos y desde su puesta en marcha.
De momento, mientras no lleguemos a esta unificación de información nos seguimos contentando y disfrutando, quien está interesado en este tema, con estudiar la influencia de los astros y su impacto en la psique humana y en nuestra realidad, sea por un sistema de creencias o por otro, pero, espero, siendo más conscientes ahora de que son sistemas incompletos por separado, y artificiales, creados para dotar a la humanidad de diferentes configuraciones que, en su momento, REC consideró que tenían su razón de ser a la hora de crear y hacer evolucionar al ser humano.