Hoy os voy a contar una historia. Como toda historia, tiene elementos que son verdad, y otros que solo adornan. Tiene elementos que están completamente basados en hechos que han sucedido y otros que sirven como complemento para que la historia pueda tener lógica, y que sirven para introducir conceptos en la psique que, de explicarlos de forma directa, serían completamente bloqueados y rechazados por los filtros de la mente. Ya hicimos este «juego» hace años, cuando escribimos la historia del nacimiento de las especies, los jardineros de la Tierra, que los llamamos en su momento, y, como tal, sirvió para subir al inconsciente colectivo entre todos información correcta pero con otros elementos que solo hacían el entrelazamiento entre esos conceptos.
Quizás ahora sea el momento de volver a hacer lo mismo, pues se hace necesario trasmitir algunas ideas generales sobre la situación de la humanidad, y ya encontrará vuestro YS la forma de destilaros y haceros comprender qué conceptos de esta historia son correctos y cuales podéis descartar sin problemas. Tomadlo como una lectura de entretenimiento, y así dejamos tiempo a que la docena de peticiones que siguen en marcha puedan seguir haciendo su trabajo, que es lento y arduo, y, por esa razón, no podemos poner ahora en marcha nuevas acciones ni iniciativas, a pesar de que REC y SC siguen contrarrestando todo lo que nuestros YS van eliminando, pero, aun así, a pesar de todo, se siguen desmontando todos los procesos y elementos puestos en marcha en los últimos meses relacionados con la situación global que estamos viviendo.
Así que, como receso de tanto conocimiento puramente intelectual que hemos entregado en los últimos artículos, vamos con nuestra historia.
Erase una vez…
Hace eones de tiempo, incontables, un logos galáctico, Eur, recibió la instrucción de subir de curso evolutivo, pues su logos «cósmico», el “ser” que da vida y existencia al universo en el que estamos, Uan, había ordenado a todos los seres que rigen todas y cada una de las galaxias que doblaran su frecuencia y vibración, y subieran una octava en la escala evolutiva que rige el crecimiento y evolución de esos logos.
En cada galaxia su logos se las apañó como pudo para iniciar esos procesos, pues eso significaba que cada sistema solar, cada estrella, cada planeta y cada ser vivo dentro de los dominios de Eur, tenía que duplicar su vibración y frecuencia y pasar a un nivel superior respecto al que estaba, lo cual requería de mucho tiempo, en la medida que cada sistema, planeta o ser midiera ese concepto, así que no había prisa, pero si una orden clara de que tenía que hacerse.
Por lo tanto, desde Eur se transmitió a Durán, que es el logos «coordinador» de todos los logos «regionales», que diera las instrucciones pertinentes para iniciar el proceso. Como cada galaxia está dividida en sectores, y cada sector tiene un ser que lo coordina y es el responsable de la vida en ese sector, los logos «regionales» son los responsables de hacer «subir» de nivel a todos los sistemas solares, planetas y razas que de ellos dependen, y Durán es el nombre, en Irdin, del logos que coordina a estos “logos regionales”.
Umar, que es el nombre también en Irdin del logos de nuestro sector de la Vía Láctea, dio así hace incontables eones las mismas instrucciones a todos los logos solares, los seres que habitan las estrellas y son los responsables de la vida en los diferentes planetas que rigen y orbitan a su alrededor. Y, a su vez, los logos solares como Rawak, que así se llama el nuestro, dio las instrucciones pertinentes a todos los logos planetarios, que son los seres que usan planetas enteros para su evolución y crecimiento, como Kumar, en el avatar que nosotros llamamos Tierra, Gaia, Gea, Pachamama, etc.
Cuando los logos planetarios reciben esas instrucciones, se ponen manos a la obra para ir subiendo paulatinamente la vibración de cada mónada, de cada partícula que los componen, hasta duplicar y doblarla por completo, pasando, por ejemplo, si están a un 1Hz, a vibrar a 2Hz, y si están a 5Hz a vibrar a 10Hz. Siempre se duplica, pues una octava implica pasar a un nivel evolutivo que es el doble de tu nivel actual. Así funciona la energía y los procesos de crecimiento, que además no son lineales, sino en espiral, un infinito «ocho» que se va enlazando con «ochos» de nivel superior y que forman un enorme carril evolutivo siempre hacia niveles más elevados. Cuando se tiene que parar un proceso evolutivo o darlo por finalizado, la espiral energética se convierte en una cinta de moebius, que se enlaza sobre sí misma y así no se puede avanzar más allá de un cierto nivel, pues está cerrada y con ello se pone un «punto de final» a esa espiral evolutiva mientras no toque volver a abrir el proceso para seguir subiendo al nivel siguiente.
Un punto de anclaje y sostenimiento
Sin embargo, los procesos de cambio frecuencial de toda una galaxia son muy complicados y exigen un enorme contrapeso y punto de anclaje muy denso, para que, digamos, todos los planetas, sistemas y elementos a duplicar su frecuencia se puedan «apoyar» en un punto fijo, muy muy sólido, que mantenga las estructuras firmemente sujetas mientras todos van elevando su frecuencia sin que se tambaleen. Viene a ser como alguien que se apoya firmemente con los pies en el suelo y aguanta algo para que otro pueda subir a través de ese algo, sin temor a que toda la estructura se desmorone por no existir un punto de apoyo que haga de anclaje. Ese punto de apoyo, entonces, es lo último que se sube de frecuencia, una vez todo o casi todo lo que se encuentra dentro de la galaxia, está ya asentado en el nivel superior y se puede empezar a ayudar a que aquello que ha estado sosteniendo el proceso pueda entonces liberarse de su función e iniciar también el camino de paso evolutivo que igualmente le corresponde.
La función de punto de anclaje sin embargo es una función muy dura, y requiere de mucho coraje, valor y determinación, pues se sufre mucho siendo el anclaje de todos los sistemas y seres que existen en toda una galaxia, teniendo que quedarte tú, digamos, el «último» para sostener toda la estructura hasta que el resto haya pasado “de curso”. No es que no tengas ayuda, al contrario, vienen millones de seres a asistir a que aquello que hace de sostén esté siempre apoyado, y con todo lo necesario para cumplir su función, pero, aun así, es un proceso complicado y requiere de mucha determinación y voluntad para poder llevarlo a cabo.
En el momento en el que Eur recibió las instrucciones de Uan de iniciar el paso de nivel, como otros logos igualmente las habían recibido, hubo que buscar que elemento serviría como anclaje, y, en general, siempre se recurre a un planeta para ello, que se coloca en la banda más densa de todas y se convierte en el referente «sólido» y fijo para que todo lo demás pueda apoyarse en el mismo. Umar se ofreció para acoger en sus dominios tal planeta, porque le tocaba, ya que, digamos, los logos “regionales” se turnan para hacer esta función cada vez que toca un cambio de nivel, pues ya podemos suponer que en sus tiempos incontables de existencia esto ha sucedido miles de veces. Por lo tanto, en este ciclo, le tocaba a Umar acoger el punto de anclaje energético de toda la galaxia en alguno de los sistemas bajo su coordinación.
Rawak se ofrece
Con la propuesta en marcha, Rawak, un logos del sistema de Umar, no uno de los más grandes ni de mayor grado jerárquico, se ofreció para ello, dando como argumento que aún tenia pocos planetas en su órbita y que podía acomodar uno más que hiciera esa función. El resto de logos planetarios del sistema solar aceptaron, a pesar de que eso significa tener en sus cercanías todo el peso del cambio evolutivo a nivel galáctico y que tendrían que prestar una ayuda enorme, y durante mucho tiempo (en términos humanos), hasta que el proceso se hubiera completado.
Sin embargo, el plan para ello es muy complicado, y hay muchos giros en la historia que la mente humana quizás no pueda comprender, pues, inicialmente, el planeta que iba a servir de apoyo y anclaje, que recibiría el nombre de Tierra por sus futuros habitantes, aunque en Irdin se llama Gea, fue diseñado como un planeta de los más bellos de toda la galaxia, rebosante de vida animal y vegetal, un arca de ADN, un repositorio de especies que iba a llenar de alegría y vida el sistema solar de Rawak.
Kumar, un logos joven que había sido creado por Rawak inicialmente en el planeta que los seres humanos llamamos Venus, pero que no era el logos de esa esfera planetaria sino uno de los seres que le asistían, aceptó el desafío de convertirse en el logos de ese nuevo planeta, que estaba “naciendo” todavía a nivel mental, etérico, etc., antes de que nada “físico” a los sentidos humanos ni siquiera hubiera empezado a construirse y crearse. De esta manera, Kumar se convirtió en el logos de la Tierra y aceptó ser el regente de un planeta que sería a su vez un arca de vida, un repositorio de todos los tipos de seres a nivel animal y vegetal presentes en los dominios de Umar, y el punto de anclaje y apoyo energético para todo el proceso evolutivo de la galaxia.
Todo esto fue entonces dando sus primeros pasos, sub-octavas se iban sucediendo y poco a poco algunos de los sistemas principales de Eur empezaron ya a duplicar su vibración y asentarse en el nivel superior al curso evolutivo en el que estaban antes del cambio, y millones de seres y grupos y especies fueron haciendo lo mismo, avanzando y creciendo, mientras el proyecto de vida en la Tierra iba poco a poco, despacio, pero sin pausa, convirtiéndose en un lugar lleno de vida y rebosante de plantas y animales que iban siendo sembrados por enviados de todas las razas de Eur, en parte como agradecimiento a Kumar por hacer el papel de «anclaje» para todos ellos, en parte porque el propósito de la Tierra era convertirse en este punto y centro de vida animal y vegetal que serviría para poder llevar vida a otros planetas de nueva creación cuando fuera necesario.
Cada vez había que sostener todo con más fuerza
A medida que más y más sistemas planetarios iban dando el salto evolutivo, y dejaban atrás las bandas y niveles en los que estaban, más difícil se hacía para Kumar sostener toda la estructura, pues es como coger un lápiz en la palma de tu mano, y poner otro lápiz encima, y otro encima de este, e intentar haciendo equilibrios que no se te caiga ninguno. O quizás es más bien como la tradición catalana de los “castellers”, en los que una piña enorme de personas se ponen debajo para poder permitir que más y más pisos de gente suba a lo alto y esa base es la que hace el trabajo de sostener toda la estructura. Imaginaros esto a nivel galáctico, y todo sostenido por Kumar en el centro, con todos los logos planetarios aguantándolo como los castellers de abajo aguantan la piña para que otros escalen por ella.
Para que Kumar fuera más fuerte y pudiera sostener más fácilmente esta estructura, había que densificarlo más, así que ya no bastaba una estructura etérico y otra físico-energética, sino que había que crear capas y un avatar de materia más densa, de hecho, de las más densas de todos los dominios y niveles de Eur. Así que Kumar creó su cuerpo físico, el que ahora pisas con tus pies, y el que llamamos «hogar», para ser más sólido, más material, más denso, y lo bajó en frecuencia, mucho, tanto que pocos otros planetas de todo el universo tenían una densidad material y energética tan grande, pocos eran tan sólidos y estaban con sus avatares en niveles tan bajos y tan profundos dentro de los márgenes frecuenciales presentes en Eur.
Pero no había otra opción para poder asistir a que todos pasaran de nivel, o al menos iniciaran el proceso de paso, pues mientras Kumar sostenía toda la estructura, los ritmos de cambio se daban de forma muy variada y muchos sistemas planetarios y razas aun están en proceso. Por lo tanto, Kumar tenía que densificarse cada vez más. Y por si solo ya no podía hacerlo, pues no se podía añadir más materia densa al nivel más denso en el que ya se encontraba. Así que, la única forma de hacerlo, era dando permiso para que, temporalmente, el paraíso de flora y fauna que la Tierra era se quedara “aparcado” como plan y se permitiera la entrada de energía, de mucha energía, lo bastante compacta y densa para poder hacer de contrapeso a los niveles tan elevados que algunos sistemas, planetas y razas habían alcanzado.
Así, como rigen los procesos y ciclos “cósmicos”, para mantener el equilibrio de todo Eur era necesario añadir muchas mónadas de enorme carga energética, baja en vibración, para poder sostener la enorme cantidad de procesos de alta vibración que se estaban dando por doquier, hasta que se hubieran completado estos últimos, y se pudiera iniciar entonces el proceso de transmutación de esas mónadas y partículas energéticas negativas presentes en la estructura de Kumar en partículas neutras y positivas allá donde fuera necesario.
Continuará….