[Continúa de la primera parte ] En la cubierta superior del velero viejo empezaban a asomar algunas cabezas tímidas que emergían de los pisos inferiores e intermedios, habían oído las noticias de la aparición del barco nuevo, pero estaban confundidos, pues no sabían como encontrarlo. Les habían dicho que había una pasarela de paso, pero no la veían, y por más vueltas que daban por todos lados, empezaban a pensar que algo iba mal o que se habían equivocado en el proceso. Uno de aquellos pasajeros, que recién alcanzaba a alzar la cabeza pidiendo ayuda, fue escuchado por uno de los marineros que andaban por allí para ayudar a la gente a cruzar.
– No sé como pasar al otro lado – decía el pasajero – todo lo que veo es el mismo barco de siempre, estoy arriba, se que lo está pasando, pero no encuentro la pasarela… – ayúdame a mirar en la dirección correcta, por favor.
– Tranquilo – dijo el marinero – es mucho más fácil de lo que parece. Siéntate conmigo, que te voy a explicar como. La pasarela es mágica, no se ve a simple vista, pero no porque no se quiera mostrar abiertamente, sino porque para encontrarla hay que tener un poco alterado tu estado de vibración y tu conciencia algo más expandida, para poder ver cosas que, a simple vista, no parecen estar ahí.
– Eso tampoco lo entiendo – dijo el pasajero – ¿Qué debo hacer para que aparezca?
– En realidad, no mucho, o por el contrario, muchísimo, depende de como lo enfoques. Te voy a enseñar una forma de empezar a hacerlo, ya que, cuando la hayas entendido e integrado, te darás cuenta de que para saltar de un barco a otro, no te hará falta casi ni pasarela.
Primero- dijo el marinero- debes entender que el otro barco está aquí, con nosotros, encima de este, ocupando el mismo espacio, estamos sentados a la vez en el barco viejo y en el barco nuevo, porque todavía la separación entre ellos es tan pequeña, que no hay gran diferencia medible en términos de “lugar” o de espacio. Lo que determina que barco ves es si resuenas con uno o si resuenas con otro, y según cual sintonices, ese será el que experimentes. Es como uno de esos televisores que tenéis ahí abajo en las bodegas, muchos canales conviven en el mismo “espacio”, pero depende de como está regulado el sintonizador, puedes escoger ver uno o puedes escoger ver otro.
– Eso lo entiendo, pero yo no tengo ningún mando para cambiarme a mi mismo de canal…
– Eso no es cierto – dijo sonriendo el marinero- porque el mando eres tu, y no hay nadie más que tu mismo que pueda hacerte cambiar de canal. Te voy a enseñar una cosa para que aprendas como sintonizar el canal del barco nuevo, pero yo solo puedo mostrarte la puerta, no puedo hacer que la cruces ni cruzarla contigo. ¿Quieres probar mientras yo te guio en este pequeño experimento?
– Quiero, por favor, guíame.
– Cierra los ojos- dijo el marinero- y vamos a relajarnos. Voy primero a enseñarte como llamar a las energías superiores que te van a ayudar a convertirte en un súper-mando tu mismo, ¿de acuerdo?
– De acuerdo, empecemos.
– Respira hondo, y relájate. Bien, ahora concéntrate en un punto en el interior de tu cuerpo físico, puedes imaginar que te conectas con algo que está por detrás de tu ombligo, un par de dedos arriba del mismo, hacia el interior. Vamos a llamarlo “tu esencia”, el nombre no tiene mayor importancia. Trata de sentir tu esencia, visualízala como una energía pura, una luz, que posees en tu interior y que representa la parte más pura de tu alma.
Ahora imagina que la sacas hacia fuera, tomándola en las manos. Saca esa esencia, que pudiera tener forma de estrella o diamante si así lo deseas, como si delicadamente la estuvieras sosteniendo en las palmas de tus manos. Haz el gesto físicamente, extiéndelas, visualiza la esencia encima de ellas, vibrando, radiante, pura.
Alza ahora tus manos, y muestra tu esencia al barco, a tu planeta. Dile quien eres, dile: aquí estoy, soy …, y me presento ante ti mi querido planeta. Te doy las gracias por acogerme en tu travesía. Quiero ayudarte y colaborar contigo. Imagínate que enseñas tu esencia al planeta, como muestra de presentación, como tu tarjeta de visita. Es tu luz lo que el barco reconoce, y el barco se alegra de ver a uno de sus pasajeros que conscientemente le muestra el ser que hay en él. Ahora el barco te reconoce y sabe quien eres.
Ahora, mira al Sol, nuestro logos particular, nuestro dador de vida, enséñale tu esencia, sube tus manos, ábrelas más que se expanda y se integre con su energía. Muéstrale al Sol quien eres, preséntate, ponte a su servicio, pues no hay mayor gozo que servir a la Creación y a aquellos que forman parte de ella. Deja que la conciencia del Sol te reconozca, que sepa quien eres, grítale bien alto que quieres ayudar y que aceptas también su ayuda. Recuerda, esto es un trabajo siempre en equipo. Imagina como tu esencia crece más y más con la energía que el Sol te envía, y el amor que te transmite. Disfrútala.
Por último, mira allá a lo lejos, al centro de nuestra galaxia. Ahí está nuestro logos galáctico, la conciencia y el ser que da vida a todo lo que existe en esta Vía Láctea. Muéstrale tu esencia, preséntate, dile quien eres. Abre más las manos, que tu esencia abarque todo lo que tu puedas alcanzar y más, que tu energía se funda con la energía de la conciencia galáctica. Pídele su ayuda, y dile que te pones a su servicio, pues el gozo es aun mayor cuanto más grande es el servicio a otros. Y ahora quédate ahí, unos momentos, disfruta de la conexión simultánea que tienes con la Tierra, el Sol y la Galaxia. Ahora que les has mostrado tu esencia, ellos ya saben quien eres, y han visto brillar la luz que hay en ti, ya formas parte de la Creación de forma consciente, y todo el cielo se alegra de verte despertar y poder colaborar contigo.
Ahora, bien, aun necesitas hacer algo más para poder empezar a ver el otro barco, todavía no hemos terminado del todo. Ahora, para poder expandir tu conciencia, y subir tu vibración de forma que puedas ver el nuevo barco, tienes que dejar que tu propio ser, que la parte más elevada de aquello que eres empiece a manifestarse en ti.
Así que, ahora, escúchame, y sigue mis instrucciones mientras te voy guiando. Tienes que entender que tu no eres solo este cuerpo y esta personalidad con la que te identificas. Naciste de un SER mucho más grande, que mandó una pequeña porción de si mismo a convertirse en lo que tu eres ahora, para experimentar a través tuyo lo que ahora estás experimentando, y que está ya esperando a que reclames su presencia, para ayudarte a dar el salto evolutivo que tanto anhelas. Así que, ahora, desvía tu atención, si todavía la tenías puesta en el centro galáctico, e imagina que de tu séptimo chakra nace un bello cordón dorado, un hilo de fuego, que se proyecta y se pierde en el espacio, conectando con tu SER. Y a través de ese cordón dorado pídele a tu SER, a tus guías, protectores y guardianes, que te ayuden, que te guíen, que te orienten, y ten fe, pues nunca dejan una petición sin responder.
Invita a tu SER a que se conecte contigo, y trata de imaginar que te conectas tu con él y que esa conexión se vaya afianzando poco a poco, y ese canal de comunicación se vaya haciendo más fluido y más expandido. Ahora, yo te digo, y escúchame bien, para pasar al otro barco solo necesitas reforzar esa conexión, abrirla, expandirla, pues ahí está la fuerza que incrementará tu frecuencia de vibración, expandirá tu esfera de conciencia, hará crecer tu resonancia, te despertará a nivel interno. Ahora práctica, amigo, sin cesar, y vendré dentro de un par de días a enseñarte algo más.
El marinero se fue dejando al pasajero trabajando en todo lo que había aprendido, y, como prometió, volvió al cabo de un par de días para ver como iban las cosas.
– He notado cosas que jamás había soñado – le dijo el pasajero – empiezo a ver cambios en mi interior, empiezo a notar como los ruidos de este barco me resultan ajenos y un poco alejados, empiezo a notar que ya no formo parte de esto, pero sigo sin ver la pasarela de paso…
– A eso vine, amigo mío, a enseñarte el último paso. Pero tengo que advertirte una cosa, aun es pronto para que te puedas quedar permanentemente en el otro barco, en el nuevo, que te voy a enseñar ahora. Podrás ir y venir, y podrás quizás permanecer un tiempo en el nuevo velero viendo sus colores, observando su estructura o percibiendo su decoración, pero, hasta que el barco, ambos barcos, no estén más separados, y especialmente el nuevo no esté más consolidado, no se nos permite habitar permanentemente el nuevo velero, por lo que, mientras tanto, todos permanecemos entre ambos, subiendo y bajando, trabajando todavía en nosotros mismos, y sirviendo a aquellos que nos piden ayuda para tratar de alcanzar a los que, como tu hace unos días, están aun en las cubiertas inferiores. Además, otra cosa, en el momento en el que empieces a comprender como funciona y aprendas a hacerlo, debes ponerte a trabajar para que otros también lo entiendan y aprendan a hacerlo, ¿estás de acuerdo con esto?
– Si. Entonces estoy listo, muéstrame como se cruza.
– Bien, pues, vayamos a ello. En estos momentos, esta es la forma más sencilla de conectar con el nuevo barco, quizás más adelante, cuando la separación sea más evidente, podremos hablar de hacerlo de forma diferente. Cierra otra vez los ojos, y relájate. Conéctate con tu SER, conecta con el planeta, y centra tu atención en tu corazón. Vas a tener que buscar ahí la puerta de paso, la pasarela, pues desde ahí se accede. Entiende lo que esta pasarela significa, es un puente vibracional, es un portal energético, es una vibración especial, que, al engancharte a ella te permite saltar al otro barco, aunque, como te he dicho, sea de forma temporal, para que lo veas y lo sientas, y comprendas hacia donde vamos.
Ahora visualiza que entras en tu corazón, como si de una gran sala se tratase. Y busca una puerta, una puerta especial, tiene rasgos que te harán reconocer sin duda que es la puerta correcta. Pide permiso y ayuda para poder cruzarla, aunque sea para echar un vistazo, es todo lo que necesitas ahora para poder seguir adelante. Cuando hayas reconocido esa puerta, no temas, ábrela, y crúzala. Se abre ante ti un pasillo, y ese pasillo desemboca en otra puerta. Cuando andes ese pasillo, y llegues a la otra puerta, estarás en la antesala del nuevo barco. Cruza, y disfrútalo. Estarás en el mismo sitio que estás ahora, pero todo será muy distinto… los colores, los sonidos, las energías… y estarás contemplando el destino que te espera, y el lugar que te pertenece, por derecho evolutivo. No dejes de venir cada día a este nuevo barco, no dejes de conectar cada día con tu Ser, y no dejes cada día de incrementar tu vibración, de expandir tu conciencia y elevar tu capacidad de servir a los demás. No hay mejor pasaporte hacia las nuevas aguas cristalinas a las que nos dirigimos, y ya no hay tiempo que perder en ello. Disfruta del proceso.
Y el marinero se alejó dejando al pasajero disfrutando de las sensaciones que le transmitía el nuevo barco, sabiendo con una certeza total que todo aquello que le había explicado era real y cierto, que nacía un nuevo tiempo y una nueva era, y que todo estaba al alcance de algo tan simple, como cambiar de canal, siendo uno mismo el mando, y teniendo a tu disposición la infinita energía del universo como pilas del proceso.