Metafísica - Estructura de la realidad - Mente y Consciencia -  Sistema energético del ser humano 

Sistemas de creencias

El plano que llamamos mental es, para todos nosotros, el siguiente nivel de «juego» tras la muerte física del cuerpo, donde, fuera de las restricciones del espacio-tiempo, y dependiendo de nuestro «estado evolutivo», pasaremos más o menos tiempo en esta dimensión antes de finalmente lanzarnos de cabeza a otra aventura en el plano físico.

El mental se divide en varias bandas, la primera de ellas, el bajo mental, en la cual nos encontramos todas esas entidades principalmente de polaridad negativa de los cuales todos hemos oído hablar. En diferentes subdivisiones de esta primera banda encontramos también a las personas que recientemente fallecidas aún mantienen unos lazos muy fuertes con su existencia física, y muchos otros tipos de entidades.  Lo que nos interesa hoy es lo que podríamos llamar la tercera banda del plano mental (que no es otra cosa que otro plano frecuencial dentro de esta densidad) donde se encuentran lo que llamamos los sistema de creencias.

Cielo, infierno y versiones alternativas

Los sistema de creencias son un nivel frecuencial en el cual se han acumulado todos esas ideas sobre «la vida después de la muerte» que las personas tenemos. Es como un inconsciente colectivo, a nivel mental, dividido en múltiples bandas separadas simplemente por una frecuencia básica que las distingue una de otras. Estos sistema de creencias no son otra cosa que la proyección de lo que grandes grupos de personas en la Tierra creen a pies juntillas, es decir, los cielos y los infiernos y todas las versiones entre ellos de todas y cada una de las religiones y creencias  existentes. En esta banda del plano mental nos encontramos con la representación energética del cielo y el infierno de los católicos, los dioses paganos de los griegos y otras culturas, los consejos de sabios y maestros de la Nueva Era, las diosas de la Wicca, etc.

Cada uno a su versión

Si una persona fallece con ciertas creencias sobre lo que encontrará tras su muerte, la frecuencia básica de resonancia de su alma mantendrá como energía principal esa idea una vez abandonado el cuerpo. Si en esta nuestra densidad física, la frase «lo que es igual se atrae», es correcta, en el plano mental esto es mucho más cierto e instantáneo, pues la «energía» que somos no tiene obstáculos para manifestarse en el momento que nuestro «pensamiento» (cuerpo mental) recupera esas creencias que tenemos respecto a lo que nos espera al otro lado. Así, una de las cosas que nos suceden es que tras abandonar el cuerpo y traspasar las primeras bandas del plano etérico, nos vemos atraídos por esa frecuencia que resuena igual que nosotros, y que no es otra cosa que el sistema de creencias que teníamos en vida. Cual imán a plena potencia, un ferviente católico se verá de repente en su versión del cielo, con ángeles, santos y lo que considere parte de sus creencias, lo mismo le pasará a un hindú, musulmán o ferviente prácticante new age, que se verá ante su consejo de sabios o maestros ascendidos o lo que sea que ese sistema de creencias haya generado en las personas que se adhieren a él.

Un periodo de aprendizaje

Contaba Robert Monroe en uno de sus libros como, en muchas de sus proyecciones astrales, se había dedicado a recuperar y ayudar a almas que recién abandonaban el cuerpo físico a reunirse con su Yo Superior, pero como, a medida que incrementaban sus frecuencias y trataban de pasar rápidamente por las bandas energéticas que rodean el plano físico, hacia los planos donde el Yo Superior de la persona se hallaba, estas almas literalmente desaparecían sin dejar rastro al llegar al sistema de creencias al que pertenecían en la vida física. La razón es que estas almas, proyecciones del Yo Superior, aún debían seguir una «temporada» en esta banda hasta darse cuenta de lo que en realidad eran esas creencias adquiridas en la vida física, y luego, tras este «aprendizaje», en el momento en que esta alma se daba cuenta de que realmente lo que estaba percibiendo no dependía más que de lo que proyectara o dejara de proyectar, se producía un «click» y el alma desaparecía de esta banda frecuencial para subir a los últimos niveles del astral donde se «esperaba» el momento de «reunión» con el Yo Superior haciendo otras cosas.

Todo un proceso

No todo el mundo se verá atraído por estas bandas frecuenciales de los sistema de creencias, y muchas personas muy probablemente tras la muerte física abandonaran rápidamente las bandas inferiores del plano etérico y transicionarán directamente hacia el alto mental, pero si que un gran número de personas en este planeta lo harán, por el simple hecho de que hay millones de personas enganchadas a religiones de todo tipo que mantendrán esas creencias una vez fallecidas. El resto es una cuestión puramente energética en la que nuestra frecuencia básica de vibración nos llevará al plano que resuene con esa frecuencia, y solo tras el aprendizaje de que todo aquello no es más que la proyección mental creada por miles de personas que creen en lo mismo, se producirá el cambio de vibración que permitirá a esa alma resonar con un plano superior, al cual accederá inmediatamente. Es todo un proceso, y el tiempo no es un factor importante a tener en cuenta, pero es parte del sistema dimensional del camino que se recorre de vuelta hacia el lugar de donde provenimos.

 

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