Siguiendo con el hilo de la primera entrada sobre cómo construimos la realidad que percibimos del mundo exterior, vamos a ir un poco más allá, para hablar de la «realidad común» que todos percibimos como igual.
Es decir, ¿qué pasa con esta realidad que todos compartimos? Podemos decir que básicamente es una realidad impuesta, o creada por el cúmulo de pensamientos y energías lanzadas al inconsciente colectivo ,y a la cual nos enganchamos y aceptamos por pura conveniencia y por acuerdo global. Osea, a todos nos interesa que exista una cierta estructura para poder navegar por nuestro día a día, y esa estructura, ese mundo compartido, es algo a lo que nuestra mente simplemente le ha dado el visto bueno, ha almacenado en su interior y es la información que usa para construir en nuestra mente las imágenes tridimensionales de todo lo que vemos y en lo que todos estamos de acuerdo que es así.
Navegando el inconsciente colectivo
¿Qué es el inconsciente colectivo en realidad? Básicamente, lo podemos describir como información, ondas electromagnéticas, una balsa de energía consciente ubicada en el plano mental del planeta, lista para ser decodificada, un mundo ya creado y al cual solo nos “tenemos que enchufar” y nos enchufamos todos automáticamente desde que nacemos (como en la película The Matrix). Este mundo electromagnético es percibido y “anclado” en nosotros a través de nuestro ADN, de nuestras esferas mentales, de nuestra estructura multidimensional, que se comportan como una antena a través de la cual recibe las frecuencias de lo que llamamos la realidad colectiva que todos percibimos. Estas frecuencias, ondas y componentes energéticos de la realidad es la que nuestros sentidos perciben y la que termina, parcialmente, siendo decodificada por la mente, quien construye las asociaciones pertinentes y las imágenes tridimensionales que nosotros vemos como cosas reales, sólidas y tangibles.
Manifestando el mundo de ahí fuera
¿Cómo podemos llegar a tener aquello que deseamos delante de nuestras narices, a vivir una situación una y otra vez, o a atraer siempre la misma clase de personas? Recuerda de nuevo que lo que entra por nuestros sentidos es parte de lo que salió de nuestro subconsciente y de los procesos de creación de nuestra propia realidad holocuántica. Imagínate que, durante dos semanas, solo haces que ver películas muy tristes, y que durante esas dos semanas tu subconsciente se empapa tanto del sentimiento de tristeza que es todo lo que emana de ti. Vives en la tristeza, desprendes tristeza, vibras a la frecuencia de la tristeza. Ese sentimiento es lo que estás enviando constantemente, a través de nuestros pensamientos y emociones, mediante la glándula pineal, al exterior.
¿Qué pasa entonces con nuestra realidad? Pues que lo vamos a atraer hacia nosotros, y los haces energéticos que entrarán por nuestros sentidos, recibidos del exterior, será pura energía asociada a sentimientos de tristeza, pues como imanes que somos, eso es lo que atraemos. ¿Y que realidad entonces construye nuestra mente para nosotros? Pues un cúmulo de situaciones y eventos que producen y reproducen esa tristeza. Porque eso es lo que percibe, y aunque solo una fracción de eso que entra por la vista sea algo triste de verdad, como eso es lo que cuadra con el sentimiento interior que en este momento estamos teniendo, esa será la realidad que nuestra mente construya para nosotros (a lo mejor, el mismo hecho para otra persona, es percibido y reconstruido como algo totalmente diferente, pues su mente no espera decodificar una situación o evento que evoque tristeza, y por ende, no lo hace).
Todo cuadra
Y así se crea un ciclo. Si no somos capaces de cambiar el sentimiento interior de tristeza, que se convirtió en lo que emitimos y que el imán que somos atrajo hacia nosotros enganchándose a aquellas ondas que vibraban igual, mientras estemos emanando esa frecuencia, atraemos solamente situaciones, eventos y realidades que concuerden con ese sentimiento de tristeza, que lo reforzarán y que mantendrán el círculo funcionando. Y esa será la nota predominante en nuestra vida. ¿Cuántas personas conoces que se están quejando continuamente que a ellos solo les ocurren desgracias, que nunca tienen suerte, que jamás les sale nada bien? Ahora ya puedes explicarles como pueden romper el “maleficio”.
Otra cosa es que esos pensamientos sean «artificiales», como ya expliqué en este post, pero el mecanismo de funcionamiento es el mismo.