En diferentes artículos hemos explicado que el ser humano tiene, por defecto, un alma “local” imbuida en el avatar que ocupamos y su contrapartida supralmica que gestiona todas las “almas” de todas las vidas simultáneas que estamos teniendo en diferentes épocas históricas. Sin embargo, hemos explicado que no todo el mundo posee la siguiente estructura en orden de jerarquía, y que llamamos “espíritu”, con su contrapartida “supra-espíritu”, ya que este elemento del conjunto de partes de aquello que somos solo se forma cuando llegamos a un cierto nivel evolutivo.
De alguna forma, quizás suene extraño que una parte de nosotros empiece a aparecer en nuestra estructura “de la nada” a partir de un cierto momento de nuestra evolución, ya que, el espíritu, como cuerpo-ser consciente que es de sí mismo, es de una importancia enorme para poder alcanzar cotas evolutivas a las que el alma no puede llegar, simplemente porque su configuración, nivel jerárquico, nivel de consciencia y nivel vibracional no están diseñadas para ello, no importa cuánto de “vieja” sea esa alma o cuántas vidas en paralelo estemos teniendo en este planeta.
El alma es un cuerpo, el espíritu es un ser
Y es que, como hace algunos meses habíamos explicado, el alma es un “cuerpo”, mientras que el espíritu es un “ser” y, por lo tanto, al pertenecer a dos categorías evolutivas diferentes, cada cual hace una función distinta y tiene asignados unos grados evolutivos distintos también. Así, el alma y la supralma han de recoger, destilar, analizar y archivar todas las experiencias terrenales vividas por la personalidad y el sistema energético de nuestro avatar humano, mientras que el espíritu ha de recoger, adaptar y entregar al alma todas las experiencias evolutivas que el YS desea que sean experimentadas, vividas, sentidas y disfrutadas. Por ello, el YS siempre trabaja con el espíritu, el espíritu siempre guía y trabaja con el alma, y el alma siempre guía y trabaja con la personalidad, el sistema energético y sus cuerpos sutiles y físico.
Evidentemente, el YS tambien asiste a la personalidad, al alma y al espíritu, el alma se comunica tanto con el YS “hacia arriba” como con la consciencia corporal “hacia abajo”, y el espíritu puede trabajar directamente con la personalidad y el programa ego si es necesario. Nada es excluyente ni está prohibida de ninguna forma la interacción de todo lo que somos con todo lo otro que también somos, pero, como ya habíamos dicho, todo trata de organizarse por niveles jerárquicos y, de ahí, que la forma más “ordenada” de llevar a cabo todas las funciones que el ser humano en todos los planos de existencia ha de cumplir sea la de mantener el “orden” entre niveles y partes de nosotros en la forma en la que hemos explicado.
¿Cómo nace el “ser”-espíritu de la nada cuando no lo tenemos formado?
La respuesta es muy sencilla, se duplica el cuerpo álmico. Es decir, cuando el YS junto con la supralma perciben que es el momento de incrementar el potencial evolutivo de las encarnaciones activas y que tanto las diferentes almas “locales” de cada vida como la supralma en su conjunto necesitan más “asistencia” para imbuir nuevos conceptos, lecciones, aprendizajes, vivencias, etc., entonces se produce el mismo proceso que cuando la primera célula de nuestro cuerpo físico empieza a duplicarse para iniciar el crecimiento del avatar. Para ello, se produce un proceso que vamos a llamar la mitosis del alma y, exactamente igual que una célula crea un duplicado de sí misma y de una nacen dos, y luego de dos nacen cuatro, y de cuatro nacen ocho, el alma local de todos los cuerpos “vivos” que tenemos en cada época histórica se clona a sí misma al mismo tiempo, y la supralma hace lo propio para crear el supra-espíritu.
Es por esta razón que hemos explicado en otros artículos, en los cursos de la EMEDT y en los libros de Dinámicas de lo Invisible, que cuando se empieza a formar el espíritu en una vida, se forma en todas a la vez, independientemente de que sea tu vida ahora en este año 2023 la que haya detonado el proceso o sea tu vida en Sumeria la que lo haya iniciado. Cuando el YS indica a la supralma que debe comenzar la creación del espíritu, es como si la palma de la mano se clonara a ella misma y clona a su vez cada uno de los dedos, representando estos cada una de las vidas simultáneas activas en ese momento. Así, en todas las encarnaciones se empieza a formar el “ser”-espíritu y el supra-espíritu, y está disponible simultáneamente para todas nuestras vidas al “mismo tiempo”.
Diferentes fases del proceso de creación del espíritu
Igual que la mitosis celular consta de varias etapas que se denominan profase, prometafase, metafase, anafase y telofase, en las que la célula duplica su material genético y organiza los cromosomas en pares antes de separarlos y dividirse en dos células hijas idénticas, el alma sigue un proceso muy parecido.
En la etapa de “profase”, el alma hace un backup de sí misma, una copia de seguridad de su contenido, y se lo pasa a la supralma “por si acaso” hubiera que recuperar algún dato que se duplicara incorrectamente. En la etapa de prometafase, el alma coge cada una de sus facetas (partes de sí mismas asociadas a una función concreta) y las duplica. En la etapa de metafase, cada uno de los duplicados individuales de las partes del alma se cohesionan entre sí con partículas del sustrato astral formando una copia exacta del alma pero ya separada del alma “local” original. En la etapa de anafase se inicia el cambio frecuencial y energético de la copia álmica, elevando mucho y muy rápidamente su frecuencia y, en la etapa final de telofase, la copia álmica es imbuida con un nivel de consciencia altísimo y entonces pasa a tener grado jerárquico de “ser” y a convertirse en el espíritu.
Es en esta última etapa en la que, una vez se ha completado el proceso de mitosis “álmica” y tenemos el cuerpo álmico desdoblado en cada vida, más la supralma desdoblada en la parte alta del plano etérico, el YS inicia el equivalente a meter los cuerpos álmicos “dobles” y la supralma duplicada en una centrifugadora evolutiva, algo así como un acelerador de partículas energético (no se trata de ningún tipo de aparato, como podéis imaginar) para crear de cada alma local un espíritu local y de la supralma desdoblada un supra-espíritu que coordine los “espíritus-locales” de cada avatar.
Así, este proceso lo que hace es incrementar mediante la inserción de energía del YS el aspecto consciencia de las mónadas del futuro espíritu y supra-espíritu, de manera que consigue elevar su nivel jerárquico en muy poco tiempo, pues recordemos que, en toda la Creación, el nivel jerárquico de algo solo lo marca el nivel de consciencia que ese “algo” posee, no importa lo grande o pequeño que sea, lo viejo o joven que sea, lo fuerte o débil que sea (a nivel energético). Si “algo” (un ser, un cuerpo, un logos, una energía, un ente, una persona, etc.) tiene un nivel de consciencia muy alto, aunque haya “nacido” hoy mismo, entonces tiene un nivel jerárquico superior a todo “algo” que lleve mil años existiendo, pero no haya avanzado en consciencia en este tiempo.
Un mecanismo estándar para todos los seres conscientes
Gracias a ello, por este mecanismo natural en todos nosotros y que existe en todas las razas y especies que poseen un YS y un equivalente álmico y suprálmico (aunque esté hecho de otra forma, tenga otra energía o le llamen de otro modo), el espíritu (o equivalente en otras razas) siempre se crea de la misma manera, consiguiendo que, entonces, al elevar su consciencia también se incremente más su aspecto energía, moviendo su vibración base de resonancia por encima de la vibración base del alma y ubicando el supra-espíritu normalmente en la parte baja del plano mental (por “encima” de la supralma), y ubicando el espíritu “local” por encima del alma “local” en cada avatar que estemos usando en cada vida.
Una vez el espíritu ha alcanzado el grado de madurez necesario para llegar a la categoría de “ser”, que requiere de un entrenamiento proporcionado por el YS para que este nuevo elemento de nosotros comprenda sus funciones y cometidos, entonces el YS conecta el supra-espíritu con la supralma, con el espíritu local y con el alma local a través del canal Antakarana, que es uno de los canales que permiten la comunicación directa entre estos tres niveles jerárquicos, además de conectarlos tambien a través del cordón dorado y a través del cordón de plata.
Con todas las “conexiones” ya en marcha, el YS pasa a entregar las instrucciones evolutivas al supra-espíritu, que las transmite al espíritu local, mientras que, a la vez, el supra-espíritu las traspasa a la supralma que las transmite a las almas en cada vida. A partir de aquí, como todo el conjunto tiene las mismas instrucciones evolutivas y trabajan coordinados desde diferentes niveles de energía, consciencia y vibración, el 100% de la estructura superior del ser humano se enfoca en asistir a la personalidad, su programa ego de gestión, y toda la ristra de programación de la psique que poseemos para que manifestemos, vivamos, experimentemos y disfrutemos de la experiencia de la vida terrenal, con todo lo que ello conlleva, con sus altibajos y la mil historias que cada uno tiene activas en cada momento y demás.
¿Se puede potenciar la creación del espíritu por decisión de la personalidad?
Si, al igual que todo tiene su jerarquía y su grado de influencia en lo que nos pasa, e igual que el cuerpo físico puede decidir que no quiere que una crema determinada le sea puesta en la piel (hasta cierto punto, como habíamos explicado), la personalidad también tiene voz y voto para pedir a “partes superiores” que hagan esto o lo otro. En este caso, por lo tanto, si aún no se ha activado la formación de nuestro espíritu, pero queremos que este proceso se inicie porque queremos dar ese salto evolutivo con mayor “rapidez”, entonces es cuestión de pedirle conscientemente al YS que evalúe la posibilidad de iniciar la “mitosis del alma” y crear el espíritu a partir del proceso que hemos explicado.
Saber si uno tiene ya el cuerpo espíritu formado no es algo que se note de alguna manera concreta, como si te picara la espalda o pudieras “verlo” en el espejo, así que, a priori, si uno no es consciente de si lo tiene formado o no (si lo tienes, en general lo sabes por una certeza interna o experiencias que te lo hayan demostrado), pero, aun así, es cuestión de confirmar con el YS con cualquiera de los métodos que siempre usamos si nuestro espíritu está creado o no.
Si lo está, perfecto, si no, simplemente nos creamos una mini petición al YS solicitando el inicio del proceso de creación del espíritu y ya dejamos que desde esos niveles superiores se encarguen de todo.
¿Qué se nota si tengo el espíritu formado?
En el día a día, nada, o al menos no en el sentido de que, de repente, vayas a percibir cambios “de impacto” en tu realidad, pero, a nivel de “velocidad evolutiva”, por decirlo de algún modo, sí que se nota, porque las experiencias que van viniendo en la vida van dándose de forma mucho más pautadas y enfocadas a trabajar ese “currículo” que cada uno nos hemos auto diseñado para cada encarnación, teniendo ahora tanto al alma como al espíritu enfocados en coordinar todo ello y, consiguiendo que, gracias a su presencia, se pueda avanzar en conocimiento, consciencia y energía, y con ello en nivel jerárquico, más rápido y focalizadamente que si uno trabaja solo desde la coordinación y perspectiva evolutiva del alma.