En cada curso de Sanación Akashica empiezo explicando, durante varias horas, conceptos más o menos “abstractos” o a veces incluso “filosóficos” sobre el origen, precisamente, de lo que conocemos por los Registros Akáshicos, nuestro Yo Superior, el sistema de niveles evolutivos en el que existimos, los caminos evolutivos desde que “nacemos” como entidad hasta nuestra “reintegración” con el “Todo”, etc. Estos conceptos nos dan una base sobre las leyes espirituales y la filosofía de la realidad en la que existimos.
Personalmente me resulta fascinante investigar todos estos conceptos, ¿cómo se crearon los diferentes niveles frecuenciales por los que evolucionamos? ¿Cómo se decidió que experiencias o cualidades iba a tener cada uno? ¿porqué están estructuradas las etapas evolutivas en octavas y sub-octavas? Es difícil encontrar respuestas en fuentes «terrestres», incluso a nivel de Yo Superior conocemos o se nos es capaz de transmitir información solo hasta un cierto nivel, así que muchas veces hemos de recurrir a las canalizaciones de entidades supuestamente de mayor nivel evolutivo y ver si cuadra lo que nos cuentan.
La creación de esta octava, y el proceso evolutivo en nuestra galaxia
Afortunadamente muchas de las entidades que trabajan como guías espirituales o que tras su paso por esta dimensión y superiores, se “prestan a volver” para transmitir cosillas, coinciden en cosas básicas que te hace suponer que son correctas. Siempre trato de confirmarlo luego con mi propio YS y la info que se pueda obtener de los planos superiores, aunque no siempre es fácil por la dificultad de los conceptos que tratamos de entender.
La creación de esta octava de planos y niveles dimensionales en la cual nos encontramos ahora precede del resultado de “graduación” de aquellas “cosas”, energías o entidades que provienen de una octava evolutiva inferior. Esto es lo máximo que he llegado a saber. La entidad que da “vida” a nuestra galaxia, a la cual llamamos un “logos galactico” (siendo el Logos «cósmico» la entidad o conciencia que “da vida” a nuestro universo) es la responsable de la generación los diferentes niveles frecuenciales disponibles para la evolución de aquellos que la escogieran para tal fin.
Los primeros sub-sub-logos (divisiones del “logos galáctico”, entidades que “dan vida” a estrellas y soles como el nuestro), iniciaron su proceso evolutivo partiendo inicialmente desde el centro de la galaxia. Es decir, las oportunidades de crecimiento se empezaron a dar inicialmente en los sistema solares más próximos al centro de la Vía Láctea.
Libre Albedrío y polaridad
Estos primeros sub-sub-logos encarnando en estrellas y soles pusieron las bases para la evolución en sus propios sistema de planetas, aunque inicialmente, tal y como lo entiendo, no generaban caminos evolutivos que incluyeran el libre albedrío y la polaridad o dualidad en sus sistema. Es decir, un Yo Superior encarnando en uno de los planetas de uno de los primeros sistema solares, formados cuando se creó nuestra galaxia y cuando se pusieron en marcha los diferentes niveles frecuenciales para la evolución de estos YS no tenían ni libre albedrio ni conocimiento de la dualidad o la polaridad como reglas del juego en los sistemas donde «entraban» o enlazaban con las formas de vida presentes para coordinar su evolución.
Expansión, dualidad, y libre albedrio
A medida que el logos de la galaxia se expande con su propio crecimiento gracias a la experiencia obtenida por sus sub-sub-logos (la galaxia como tal se expandiría vista desde nuestro punto de vista), las entidades que dan “alma” a los nuevos sistema solares empiezan a comprender que es posible generar en cada una de las diferentes densidades las opciones de servicio a otros y servicio a uno mismo como camino evolutivo y además que sea el libre albedrio quien permita a cualquier entidad decidir que camino desean escoger.
Nuestro sistema evolutivo en nuestro sistema solar
Cuanto más nos alejamos del centro de la galaxia, más opciones evolutivas podemos decir que tenemos gracias a que los nuevos sub-sub-logos que encarnan en los “nuevos” sistema solares conocen y traen consigo la experiencia de sus “hermanos mayores”, aquellas entidades que encarnaron en los sistemas que se crearon justo al iniciarse el ciclo evolutivo de la Vía Láctea. Esta creación se produce desde el centro hacia el exterior, por lo que si alguna vez hemos de buscar “razas” extremadamente más avanzadas que nosotros, probablemente estarán más cerca del núcleo central de la Vía Láctea (simplemente por aplicación de esta teoría evolutiva).
Así, nuestro Sol, la entidad que espiritualmente seria el alma de la estrella que nos da vida, desde el primer momento eligió un sistema evolutivo de libre albedrio, dual, y con dimensiones altamente polarizadas, o bien hacia el servicio a otros o bien hacia el servicio a uno mismo. Y es lo que se ha implementado en nuestro planeta, pues Kumar no es sino una parte, una logos planetario, alma de la Tierra, que se rige por los designios de su “Yo Superior”, el Sol.
El ciclo de niveles evolutivos y sus cualidades
Las dimensiones o niveles evolutivos que componen nuestra octava tienen cada una de ellas unas cualidades, que nosotros muchas veces relacionamos con las cualidades de los diferentes chakras, algo que a un nivel más general, corresponde con las diferentes frecuencias básicas que forman estos planos.
Decimos que esta nuestra tercera dimensión está relacionada con las cualidades genéricas del tercer chakra, y es aquí donde se realiza uno de los trabajos más duros a nivel de Yo Superior, siendo el final de una etapa que corresponde a los niveles más “básicos” de crecimiento, ya que, entrando en la próxima realidad y nivel, la cuarta, que asociamos a lecciones y aprendizajes relacionados con las características del cuarto chakra, dejamos atrás la etapa más duras de nuestro proceso de crecimiento.
A nivel de personas nos pasa lo mismo, nuestros tres primeros chakras son mucho más “terrenales” o “básicos” (no por ello menos importantes), el cuarto hace de puente, y del quinto al séptimo son los más espirituales (y no por ello menos importantes tampoco). Lo mismo ocurriría con las «clases» por las cuales vamos transitando.
Es en esta tercera dimensión en la que estamos, que, a nivel de Yo Superior, se escoge drásticamente una polaridad de servicio a otros o de servicio a uno mismo para poder entrar en la siguiente, elección que mantendremos probablemente también en un hipotético paso a un quinto grado, y quizás durante el resto de la octava.
¿Cuando se produce la desaparición de las polaridades?, a priori, según algunas canalizaciones (en la Ley del Uno y en “The Only Planet of Choice” de PHYLLIS V. SCHLEMMER por ejemplo) es a partir de una posible sexta densidad cuando esto ocurre. Mientras tanto, en nuestro próximo nivel de existencia vamos a encontrarnos o bien en un entorno altamente positivo, o bien en uno altamente negativo ( a priori no he visto a ningún YS que me haya dicho en una lectura que escoge la polaridad negativa como camino evolutivo para 4D, claro que tampoco son los YS que vienen a las lecturas).
Así que si estamos en el entorno en el que estamos (diferentes dimensiones, con la posibilidad del libre albedrio, y con la opción de escoger polaridad) es porque nuestro SOL tuvo la oportunidad de decidir como generaba el “tablero de juego” que es nuestro sistema solar y que reglas espirituales “imponía” a aquellos que hemos decidido venir aquí a pasar un ratito en la Tierra, una de sus esferas planetarias gestionadas por el. Supuestamente todos los sub-sub-logos que encarnan en nuestra galaxia y que no son aquellos “pioneros” que iniciaron junto al núcleo central de la misma el juego de la evolución hacen lo mismo.