Muchos de nosotros tenemos o hemos tenido alguna vez algún pequeño implante físico. No hablo ahora de implantes del tipo abducciones sino de cosas más normales: que si tenemos problemas dentales y nos ponemos ortodoncia o nos arreglamos unas caries, que si nos caemos y nos rompemos un hueso y tienen que arreglarlo poniendo alguna pequeña placa metálica, que si tenemos problemas de vertebras y hay que instalar una separación artificial para que no nos cojan los nervios de las espalda, etc. Por raro que esto parezca, cuando preguntas que bloqueos energéticos tiene una persona, en sus diagnósticos con la sanación akáshica, estas cosas también aparecen de vez en cuando.
Todo vibra y genera energía
Y es que todo lo que sea “extraño” al organismo causa una disfunción energética, a veces pequeña, a veces grande. Evidentemente no es nada extremadamente grave, pero sale como “problema” y por ende, lo que se nos pide es que la “energía” negativa o la frecuencia de resonancia de ese implante sea ajustada y neutralizada para que no genere patrones de interferencia con nuestro sistema energético.
A veces puede parecernos raro que nos salgan estas “chorradas” como bloqueos, pero desde el punto de vista del Yo Superior, que nos da las indicaciones de que problemas hay y donde están, pueden no serlo porque si aspiramos a estar en perfecta forma “energética”, cualquier cosa desde un pendiente hasta un tatuaje puede evitar que lo consigamos.
Ojo, no tengo nada en contra de todo eso, y evidentemente cuando tenemos problemas del tipo que sea que requiera este tipo de implantes hay que usarlos, simplemente es darnos cuenta de que todo, absolutamente todo, puede causar efectos más o menos indeseados en nuestra salud energética, (pero que se pueden neutralizar) y a veces salen estas cosas cuando estamos en realidad esperando que nos digan algo “guau”. La raíz de un problema a veces es más simple de lo que nos pensamos.