Ahora que hemos completado la introducción teórica a la aparición y función de los números, empecemos a decodificar los conceptos imbuidos actualmente en cada uno de los campos numéricos de nuestro planeta, en el plano mental. Esto es, cojamos unos “prismáticos virtuales de consciencia”, y enfoquemos a una de las franjas del plano mental donde se encuentran todos los campos numerológicos, y, una vez localizados, veamos “cuantas tuberías” conectan a cada campo con qué arquetipos, lo cual nos ayudará a comprender, en estos momentos, cuales son las cualidades primarias que cada número representa.
El cero representa el sustrato base con energía de “neutralidad”. Explicar la “neutralidad” es sencillo si comprendemos cómo están formadas las partículas de energía que componen todo lo que existe y que llamamos “mónadas”, como ya sabéis y tenéis también explicado en el glosario, haciendo referencia al nombre que le otorgó Pitágoras en sus enseñanzas metafísicas a este componente “ínfimo” de la Creación.
Sabemos que el mundo está hecho de átomos, que están hechos de electrones, protones y neutrones y estos están formados por quarks y partículas sub-atómicas. Si seguimos “dividiendo” las partículas en partículas más pequeñas, el límite lo encontramos en la “mónada”, que es la partícula más pequeña en la que se puede subdividir los componentes de todo lo que existe. Evidentemente, estamos a millones de órdenes de magnitud de algo que seamos ni siquiera capaz de conceptualizar matemáticamente, y mucho más lejos de poder llegar a descubrirlo o acceder a este nivel con la tecnología actual que tenemos.
La mónada pues, siendo esta partícula indivisible, tiene tres componentes o tres vectores cada uno de ellos con un tipo de carga: carga o polo positivo, carga o polo negativo y carga o polo neutro. Además, toda mónada posee tres atributos: la consciencia, la energía y la capacidad de formar materia, en diferentes grados y configuraciones según si una mónada ha de ser usada para crear una flor o para formar una membrana dimensional en el plano mental de un planeta.
Puesto que las mónadas se pueden reconfigurar existen aquellas en las que predomina el polo positivo y, por lo tanto, forman campos de energía que nosotros denominamos “energías positivas”, o existen mónadas en las que predomina la carga negativa y forman todo tipo de energías “negativas” y “densas”. De igual forma, existen mónadas de carga neutra, donde el tercer vector o polo es el predominante sobre los otros dos. De esta manera, cualquier campo de energía formando por mónadas neutras, es un campo “neutro” por defecto, sin carga y sin polaridad.
Y esa es la estructura del campo numérico asociado al número “cero”. Este campo se formó por la necesidad inicial de dotar de una base o sustrato a todos los demás campos, de manera que la combinación de algo con “neutro” pudiera ser usado para cancelar un efecto, para disolverlo o para mantenerlo estable, por este motivo, si a algo le sumas o restas “cero”, queda igual que estaba (estabilidad), si algo lo multiplicas por cero lo eliminas (“disolvilidad” de la energía) o si algo lo divides por cero no se puede, dándole “inmutabilidad”. Son diferentes cualidades que quizás a nivel matemático no tienen mucho sentido cuando hacemos ecuaciones o fórmulas, pero a nivel energético sí, porque se suman campos de números con el “campo cero” y esos campos refuerzan su posición, disuelven conglomerados ya creados o alteran la estructura existente para poder pasar a crear otra o modificar lo que sea necesario.
El campo numérico del cero, por lo tanto, sirve como comodín para todas las operaciones energéticas de mantenimiento planetario, y todos los seres y jerarquías y grupos que trabajan para que todo en la Tierra fluya y funcione lo mejor posible lo usan regularmente como les es necesario.
Arquetipos conectados al cero
A nivel psicológico y energético, este campo numérico también tiene ciertas cualidades, pero no aparecen en los resultados de las operaciones que hacemos cuando reducimos letras o palabras a números o hacemos cálculos genéricos con fechas para ello. Sin embargo, el cero imbuye los arquetipos de sostenibilidad, inmutabilidad, fijación y enraizamiento (o sustrato para algo), de manera que se puede usar siempre que sea necesario para alguna operación energética de este estilo.
Además, el cero está conectado al arquetipo global de “existencia”, “consciencia” y “equilibrio”. Existencia porque desde el “cero” se puede poner en marcha el componente “existir” desde la Fuente, que, literalmente, está representada por el “cero” en la zona que llamamos “la región de la manifestación en potencia” y que ahora vamos a explicar.
El origen de las mónadas
Si todo está hecho de “mónadas”, ¿de dónde salen las “mónadas”? Las mónadas salen de la “Fuente” dirían nuestras enseñanzas metafísicas. Pero, “la Fuente” ¿Qué es?
Es una de las cosas más complejas de explicar, pero para poder entendernos, pongamos que todos los universos que existen están ubicados “alrededor” de un punto “central” que no rota y que está “estático”, con lo que no hay “tiempo”. El tiempo es dependiente del espacio y del movimiento en el espacio nace el desplazamiento del tiempo (el tiempo simultáneo sigue siendo “tiempo” donde todo pasa a la vez, y el movimiento de la esfera de consciencia humana, como hemos visto en otros artículos, es lo que crea la impresión del tiempo lineal para nuestra personalidad).
Por lo tanto, donde no hay movimiento no hay tiempo, y si un punto “central” al que todos los universos están conectados está estático, ese punto es “atemporal” y ese punto no forma parte de la “Creación” sino que es la “Fuente” de la Creación.
En esta “Fuente”, por denominarla así, existen procesos internos de generación energética que son el equivalente a una fábrica donde existe una materia “prima” sin trabajar y de la misma emerge un producto hecho y acabado. La Fuente no es un “ser”, es un mecanismo de transformación. La materia prima que la Fuente “autogenera” es la cualidad que nosotros conocemos como “existencia”, aunque sea algo difícil de conceptualizar, pero imaginemos que “existencia” es un tipo de “plasma” que la “Fuente” puede crear.
Del plasma “existencia” que es como un campo infinito “inherente” a la “Fuente, los procesos de la “Fuente” crean “mónadas”, que son insufladas a los universos para crear “cosas” en ellos por combinación de las mismas. Visto con otra analogía, es como si la “Fuente” generara largas planchas de “existencia” y sus procesos de creación las “troquelan” y las convierten en mónadas con consciencia, energía y capacidad de formar materia.
Por lo tanto, el “plasma de existencia” se encuentra en el interior de la “Fuente”, y esto se denomina la “región de lo no manifestado”, y en el momento en el que el “plasma de existencia” se “troquela” y da lugar a trillones de trillones de mónadas y estas son “volcadas” en los universos, tenemos la “región de la Creación manifestada” y todo lo que ella contiene. La Fuente transforma “existencia” en mónadas, y las mónadas son las piezas del Lego que forman la Creación.
Por lo tanto, la “Fuente” es el cero, es la región de lo “estático”, la base, el sustrato para todo, y de ella “nace” todo lo demás. Entender de dónde nace la “existencia” es demasiado complejo ahora y necesitamos eliminar algunos topes en las esferas mentales para ahondar en este tema, algo que ya haremos más adelante. De momento, centrémonos en el origen del “cero” y a partir de aquí veremos como se construyen los demás números.