He vivido últimamente un par de situaciones que me han parecido bastante interesantes para comentar respecto a cómo nuestros guías, o Yo Superior, nos hacen llegar mensajes cuando no somos capaces de darnos cuenta por nosotros mismos, o no préstamos atención a sus consejos o avisos. Aunque no siempre sucede así, muchas veces el «universo» (como concepto genérico) se ve obligado a intervenir en nuestra realidad física para hacernos notar algo que estamos pasando de largo.
Estas «intervenciones» siempre vienen de la mano de cosas recurrentes, que parece que nos pasan siempre igual y cada vez más a menudo. Está claro que son recurrentes porque no sabemos interpretarlas a la primera, y su frecuencia de ocurrencia se incrementa cuanto más ignoramos el problema.
Agua por doquier y pies en el suelo
Mi primer ejemplo tiene que ver con el agua. Últimamente en casa se nos caía el agua: un vaso que cogíamos para beber, la jarra de la nevera que se rompía, la tubería del fregadero que se salía. Nada especialmente grave, pero, puesto que ocurría varias veces, me dio por pensar si los eventos estaban relacionados. El agua, ¿Qué representa el agua? Haciendo gala de unos pocos conocimientos de feng-shui y de lo que los elementos representan, me di cuenta que se trataba de algo relacionado con los sentimientos. El agua se caía, se derramaba…. ¿Cómo estaban mis sentimientos en ese momento? ¿Contenidos? ¿Derramados? ¿Cuál era el mensaje? Cada cual ha de saber interpretar cómo la situación se ajusta a su realidad, y efectivamente todos estos pequeños incidentes relacionados con el agua desaparecieron cuando arroje luz sobre la causa «espiritual» que los estaba provocando.
El segundo ejemplo tiene que ver con mi moto. Sabéis que todas tienen dos apoya pies para poder conducir cómodamente. Hace unos días el reposapiés del lado en el que se cambian las marchas desapareció. Más bien me encontré el enganche roto como si alguien le hubiera dado con un martillo y lo hubiera partido por la mitad. Es un poco absurdo porque no fue robado, solo roto, y tampoco es que se pudiera deber a que la moto se hubiera caído de lado. Pero eso es lo menos importante. Al montarme en ella e intentar llegar a casa me planteaba, ¿Qué puede querer decir que me falte un reposapiés? ¿A que me obliga no tenerlo? La respuesta fue bastante rápida. Me obligaba a poner un pie en el suelo ya que no tenía donde apoyarlo.
Poner los pies en el suelo. Eso me decía algo, ya que había estado muy pero que muy enfrascado con un nuevo proyecto y mis delirios de grandeza ya iban por la novena dimensión. Al momento en que me di cuenta que tenía que calmarme y ser más realista, la solución al problema de la moto apareció enseguida. Cogí el reposapiés del pasajero y lo puse delante, así pude conducir tranquilamente sin tener que llevar un pie colgando o arrastrando.
Entender los mensajes
Quizás si hubiera prestado atención a posibles mensajes más sublimes, no hubiera pasado por esas situaciones en mi vida real, pero lo que importa es darse cuenta que cada vez que nos sucede algo un poco fuera de lo común, o de forma repetitiva, puede haber un aviso detrás. Analizarlo y entenderlo es vital para solucionarlo, y, sobre todo, para darnos cuenta que el universo siempre nos está ayudando, aunque nos cueste verlo.