Metafísica - Estructura de la realidad - Mente y Consciencia -  Sistema energético del ser humano 

Eliminando y desprogramando la zona de confort

Una de las razones por las que constantemente desistimos de hacer todo este trabajo de desprogramación y, en general, de trabajo sobre nuestro crecimiento personal, es el concepto de la zona de confort que ya hemos tocado en algún otro artículo, y que todos conocéis de sobra, al menos en el ámbito psicológico. Hoy vamos a explicar la programación y el porqué de la existencia de una zona de confort desde el ámbito manipulativo y de control, pues nada fue dejado al azar cuando la raza humana fue creada por manipulación genética, y fueron alterados muchos de sus componentes, estructuras y «parámetros» de funcionamiento.

Más vale malo conocido

La definición estándar de la zona de confort es de sobra conocida, “más vale malo conocido que bueno por conocer” que dice el refrán. Y es que cuando nos encontramos con cosas a las que no estamos habituados, acostumbrados, se salen de lo que dominamos o de lo que es rutinario, se ponen en marcha diferentes mecanismos mentales y energéticos que nos frenan, hasta cierto punto, dependiendo de la persona, para dejar de hacerlo, hacerlo a medias, o desistir si las resistencias son muchas o nos parece demasiado complicado lo que tenemos por delante.

Varios factores intervienen en este proceso. Primero, una zona de confort se amplía o se modifica mediante el poder de la voluntad humana, siendo la voluntad una energía arquetípica imbuida en todo ser consciente que le facilita su “tirar hacia adelante en pos de la consecución de sus necesidades”, y este concepto aplica a todos los seres vivos de cualquier punto del universo. Por lo tanto, la voluntad es una energía imparable que viene de la conexión con nuestro ser o Yo Superior y, por lo tanto, en el momento en el que hubo de tomar decisiones respecto a cómo impedir que el ser humano, tras las primeras manipulaciones genéticas, pudiera tener la voluntad de hacer aquello que nuestros creadores no deseaban que hiciéramos, era necesario un mecanismo de control que frenara los impulsos que no podían ser frenados de forma natural, pues no se puede extirpar la voluntad de ningún ser vivo ni apagarla o drenarla del todo. Como tal, solo se podían insertar mecanismos que usaran otra fuerza existente en las leyes cósmicas y en los procesos de creación de todo lo que existe, los procesos de “fuerzas opuestas” y causa-efecto, que ponen en marcha una fuerza opuesta de igual intensidad a todo proceso puesto en marcha por nosotros en cualquier ámbito, nivel o plano. Es decir, todo aquello que generamos o ponemos en marcha, genera automáticamente una resistencia opuesta que está basada, o de alguna forma, fue descubierta a nivel “físico”, con la tercera ley de Newton: «Siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, el segundo objeto ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección opuesta sobre el primero. Con frecuencia se enuncia como «A cada acción siempre se opone una reacción igual«.

Una forma de bloquear al ser humano

¿Esto qué significa? Que Anunnakis y resto de razas que participaron en nuestras alternaciones genéticas, vieron así una fórmula para bloquear y disminuir el potencial humano que poseemos si aplicamos la voluntad a las cosas que queremos hacer, de manera que, potenciando el concepto de las fuerzas opuestas y amplificándolo, pudieron hacer que la percepción psico-energética de cualquier cosa que quisiéramos conseguir y “sacar adelante” (que pudiera ir en contra de sus propósitos o del sistema de control), pudiera ser contrarrestado por la amplificación de la fuerza que se opone de forma natural y por el funcionamiento de las leyes universales, y que esta fuera tan grande, que desistiéramos, en la mayoría de los casos, de hacerlo.

De esta forma, nació el concepto energético de la zona de confort que consta de una programación imbuida en varias esferas mentales, principalmente la subconsciente, a través de la cual se amplifica la percepción negativa de aquello que nos supone un reto, un cambio, un ajuste en nuestra vida, un problema a resolver, un obstáculo a superar. Puesto que todo esto requiere de cierta voluntad para llevarlo a cabo, y la voluntad viene amplificada por parte del Yo Superior en todo momento en el que este precisa que su parte “encarnada”, que su personalidad al mando del cuerpo físico, tome las riendas para hacer algo, entonces se pone en marcha esta programación para intentar que la personalidad, que es al fin y al cabo la que tiene que ejecutar las cosas, mediante la activación de diferentes rutinas en el programa ego, considere que no vale la pena el esfuerzo, o considere que si cuesta mucho tiempo, muchos recursos y no es factible a corto plazo, entonces, en general, se ejecuten los programas de “abandono”, “dejar de lado” y “pasar a hacer otras cosas” que ya dominamos, no requieren mayor esfuerzo, y nos mantienen dentro de los límites aceptables por la programación que tenemos.

Es un mecanismo trampa, pues evidentemente va en contra de las leyes naturales del crecimiento y la expansión de la vida, pues, para poder avanzar, hay que salir de lo que uno conoce y adentrarse en lo que le va llegando con el ánimo de aprender y crecer con ello, en vez de generar el miedo al cambio que se ejecuta y activa con cada posibilidad de que algo que viene sea peor que aquello que ya conocemos y a lo que estamos acostumbrados. Así, con estos mecanismos, durante miles de años, las razas y el sistema en control se aseguró, en un alto tanto por ciento de casos y situaciones, que los seres humanos no ejecutaban nada que pudiera hacer tambalear los cimientos del sistema construidos para mantenerlos sumisos, dormidos y aletargados.

Cuando la voluntad es potente, el ser humano es imparable

Siempre ha habido personas, por otro lado, cuyo ser o Yo Superior ha tomado las riendas con más fuerza, y la voluntad de hacer algo ha superado a toda programación existente en las esferas mentales de esos individuos, y esos son los ejemplos de aquellos que consiguen lo que nadie más consigue, aquellos que rompen moldes, barreras, que parecen no tener límites. En un mundo donde todo es energía, y todo está formado por las proyecciones holocuánticas del conjunto de la humanidad, lo único que marca lo que se puede hacer o no se puede hacer es el sistema de creencias individual y global que nos rige.

Así, para concluir, lo que vamos a hacer hoy, quien lo desee, es desmontar esto, desmontar la zona de confort, esto es, desmontar la programación que amplifica las resistencias al cambio, a hacer cosas nuevas, a salirnos de lo que ya conocemos para poder explorar lo que aún tenemos por delante. Para ello, puesto que supongo que habréis desprogramado las rutinas anteriores que hemos ido dando y que deben estar fuera para que estos cambios que ejecutamos ahora tengan resultado, haremos la siguiente petición a nuestro Yo Superior con los siguientes parámetros:

Solicito que se eliminen, borren y desprogramen todas las rutinas, programas, arquetipos y sistema que forman parte del concepto de la zona de confort en la programación que poseo en mis esferas mentales, en mi cuerpo mental y en cualquier elemento y componente de mí sistema energético. Solicito que se elimine por completo todo aquello que amplifica las fuerzas de resistencia y oposición a los procesos y octavas que pongo en marcha, dejando solo los mecanismos naturales, universales y genéricos que rigen la creación y manifestación de mí realidad acorde a las leyes cósmicas y naturales en el planeta. Gracias.

Esta petición, como siempre, la hacéis cuantas veces sea necesario controlando el % de eliminación completado hasta que vuestro YS os indique que se ha completado al 100%. Si veis que se completa demasiado rápido, en pocos días, pues esto puede llevar semanas, preguntad si estáis trabajando “por etapas” y ese 100% es solo la finalización de una de esas etapas. Esto ocurre porque cada YS tiene una forma distinta de enfocar la desprogramación según la situación de su parte “encarnada”, de manera que un YS que quiere hacerlo todo directamente, tomará del 1% al 100% como forma de medir el proceso y ese 100% indicará la finalización total, pero otro YS que quiera ir más despacio, con más precaución o simplemente haciendo a trozos, tomará el 100% solo para la finalización de cada etapa o fase. Así que tenéis que averiguar cómo trabajáis con vuestro YS con los diferentes métodos o técnicas de comunicación que tengáis y que hemos explicado en artículos anteriores e ir haciendo según vayáis recibiendo las instrucciones.

Adiós a la zona de confort, bienvenida voluntad.

 

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