En el tercer nivel de la formación en DM trabajamos y explicamos a fondo el origen, creación y funciones del cuerpo que llamamos «alma», el cuerpo álmico. Como aquellos que estáis ya trabajando en este curso habéis visto, también este cuerpo «álmico» presenta bloqueos, disfunciones, problemas energéticos y, quizás esto sea algo que puede llevarnos a confusión, pues se suele tener la percepción, imbuida en nuestros sistemas de creencias, de que el alma es la parte más «pura» de nosotros y que, a priori, su vibración y su composición deberían mantenerla libre y limpia de todos esos bloqueos y problemas energéticos que nos encontramos en las lecturas cuando hacemos sanación de nuestro sistema energético.
Unidades energéticas álmicas
Para entender cómo «funciona» el alma, hemos de explicar que, a nivel energético, está compuesta por «bloques» y «unidades energéticas» que denominamos «facetas» y en las que cada una de estas «facetas» está asociada a un tipo de concepto, cualidad y «programa». Así, por ejemplo la generosidad, que es una cualidad o característica del alma, está «grabada» e imbuida en varias facetas o unidades energéticas de este cuerpo, de la misma manera que lo están muchas otras cualidades o características que luego se reflejan como comportamientos y parte del carácter en nuestra personalidad. Por lo tanto, el alma está hecha de «trocitos» de energía amalgamada entre sí por un sustrato de partículas de los planos superiores del planeta, y esos «trocitos» se «programan» por parte de la supralma y del YS para que imbuyan el contenido de los diferentes arquetipos, cualidades y conceptos que se necesitan para que un alma pueda «conducir» un avatar humano.
Si esto se comprende, entonces intuyo que veréis que el alma como tal no puede existir en ningún otro sitio o planeta más que en nuestra especie, es decir, un alma humana no puede ser usada para ocupar un avatar de ninguna otra raza, porque el alma, que es creada por el YS y por la supralma, se crea a nivel «local» y está adaptada al tipo de cuerpo y sistema energético que ha de dirigir. Esto significa que ninguno de nosotros, a nivel de alma, viene de ningún otro sitio, por decirlo de alguna forma, pues el alma «humana», tal y como nosotros la conocemos, solo puede existir en nuestro planeta y para nuestra especie, de ahí que, cuando alguien nos dice que nuestro origen está en tal o tal otra raza de seres o que antes hemos encarnado en tal otro planeta, nunca se está refiriendo al alma, sino (en caso que sea correcta esa información) a encarnaciones «anteriores» del YS o del cuerpo espíritu, que sí que puede moverse entre «avatares», especies y planetas. Por esta misma razón, nuestro cuerpo álmico no puede imbuirse en un avatar asimoss (ni en el cuerpo de ninguna otra raza «extraterrestre»), por ejemplo, porque la energía y estructura del alma humana no está diseñada para ocupar un cuerpo biológico y energético de esas características, pero, por el contrario, un «alma» asimoss si que puede imbuirse en un cuerpo humano, pues asimoss diseñaron nuestro sistema biológico y energético para ser compatibles con el equivalente al cuerpo álmico que ellos poseen. Digamos que un mismo «coche» físico puede tener muchos conductores, pero un conductor solo puede conducir aquellos coches que sean compatibles con su estructura y capacidades.
Bloqueos en el alma
Por lo tanto, cuando en una lectura nos sale como bloqueo que existe una pérdida de facetas álmicas de «generosidad», por ejemplo, nuestro YS nos está indicando que parte de la energía álmica que contiene esas cualidades ha sufrido problemas, por cualquier razón que obtendréis al hacer el diagnóstico, de forma que podéis imaginar que es como si nos hubieran quitado parte de la energía del alma que está asociada al concepto «generosidad». Este problema normalmente está asociado a ataques energéticos, a manipulación de nuestro cuerpo álmico por entidades, etc., que, al ver que una de las cualidades del alma están muy activas y tienen mucho poder o potencial sobre la personalidad, van a intentar reducir o disminuir o bloquear esa energía álmica de generosidad, por ejemplo, para que no activen en los programas mentales y en los patrones de la personalidad, la conducta «generosa».
Por otro lado, también tenemos que en las lecturas nos sale que nos han insertado facetas álmicas negativas, con lo que, en este caso tenemos que imaginar lo contrario, como si nos hubieran insertado energías con programas y comportamientos «negativos» a nivel álmico, que, entonces, se reflejan y expanden en nuestra estructura álmica y, de ahí, en nuestra personalidad, por ejemplo, la impaciencia. Cuando se nos insertan facetas negativas de impaciencia en el alma por un ente, por ejemplo, o por la programación directa a través de la telefonía móvil o mediante ataques psíquicos o como sea, esa faceta activa los programas de impaciencia a nivel de comportamiento y personalidad, que se encuentran en el patrón conductual, en las esferas mentales, en el centro egóico, en los centros de control, en la esfera de consciencia, en el programa ego, etc. Por lo tanto, al encender el «interruptor» de la impaciencia en el cuerpo álmico a través de la inserción de facetas negativas, activan en la personalidad los comportamientos y cualidades asociadas.
¿Cómo se hace esa conexión alma-psique?
Entonces, ¿Cómo se produce la conexión para que un bloqueo que tengo o se genera en el alma termine activando o causando alteración en mi psique, estructura mental y cuerpos energéticos? Igual que hemos visto en el nivel 1 el concepto de los átomos simiente y los «hilos» que llevan toda la información de todos los cuerpos físicos y energéticos hacia las estructuras superiores, para que alma, espíritu y YS estén «al tanto» de lo que sucede a nivel fisiológico, etérico, emocional, mental, etc., también al revés se producen traspasos de información en forma de paquetes de datos e instrucciones que estos mismos átomos simiente reciben de esos niveles.
Es decir, cuando el YS quiere ayudar a gestionar el cuerpo, puede enviar pulsos con instrucciones a través del cordón dorado que llegan a los centros de control espiritual inferior y espiritual superior, y de ahí se distribuyen por toda la red del sistema nervioso autónomo a nivel energético, se mandan hacia las esferas mentales, se entregan hacia el programa ego para que ejecute tal o cual acción, etc. El alma, si desea hacer lo mismo, como de hecho hace, también envía pulsos con paquetes de datos continuamente para que el conjunto de los cuerpos sutiles esté funcionando en armonía, para que todo el cuerpo trabaje lo mejor posible, para que la personalidad se encuentre alineada con los propósitos álmicos y superiores, etc. Por lo tanto, cuando se manipulan las facetas del alma, estos mismos paquetes con instrucciones que vienen desde este cuerpo se ven alterados y distorsionados, como si hubiera una corrupción en los datos de qué se tiene que hacer a nivel de psique o de comportamiento.
Como el programa ego como gestor de toda la parte mental del ser humano es muy eficiente, a medida que recibe instrucciones y datos los va usando, y no siempre tiene porqué analizar si esos datos llegan acorde al bien mayor de lo que el alma intenta transmitir o, por el contrario, son datos «corruptos». Si en un paquete de información álmica llega un dato que indica «activa programa de impaciencia«, el ego lo activa, no necesita preguntar si es correcto o no lo que ha recibido, pues sería tremendamente laborioso comprobar los millones de datos que se cruzan cada segundo por toda nuestra estructura para validar si es realmente lo que el YS, el cuerpo espíritu, la supralma o el alma querían transmitir hacia la parte física y energética. Puesto que no tenemos mecanismos viables para ir comprobando cada una de las instrucciones recibidas, asimoss y todos los entes, más los sistemas de manipulación mental creados por estos y por SC, se aprovechan para introducir todo este tipo de distorsión en los parámetros de información que cruzan de un punto a otro de nuestra estructura y, de ahí que, manipulando las facetas del alma, en este caso, se puede manipular a la personalidad, sin que haya ningún indicio en los componentes mentales de que existe ningún problema en ningún sitio, pues el paquete de datos con las instrucciones para activar un comportamiento «negativo», por ejemplo, no nace de un problema en la psique, sino de una instrucción «errónea» en el alma.
Así, cuando vamos haciendo este tipo de diagnósticos y limpiezas no solo a nivel energético sino incluyendo la parte álmica, es cuando también hacemos sanación a niveles más profundos y elevados para evitar que vayan a afectar luego a la parte energética y de comportamiento de la personalidad, que al fin y al cabo es la parte que nosotros vemos reflejada en una persona y en su comportamiento, sin saber que el origen de ese comportamiento no nace solo de como está a nivel emocional o mental, sino que está activado desde un nivel superior de la estructura de la persona y que necesita ser sanado también para poder luego acometer la limpieza del problema en su totalidad.