Siguiendo con el artículo anterior sobre los biorritmos y los procesos energéticos, vamos a ver ahora en detalle como funciona la ley de octavas aplicada a estos ciclos naturales, que todos atravesamos cada pocos días. Para entender este artículo, primero hay que leer el anterior, sino, os vais a quedar a medias.
Entonces, os decía que cada uno de los biorritmos principales tiene una duración determinada, os doy los valores de nuevo:
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Físico: 23 días, 552 horas
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Emocional: 28 días, 672 horas
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Intelectual: 33 días, 792 horas
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Espiritual: 18 días, 432 horas
Esto significa que cada 23 días estás en tu punto álgido a nivel físico, cada 28, a nivel emocional, cada 33 a nivel mental, etc. Bien, si aplicamos ahora la ley de las octavas a estos ciclos, que nos dice que desde que se inicia algo hasta que se termina todo proceso pasa por 7 estados vibracionales principales, nos encontramos que podemos dividir cada uno de estos biorritmos en siete partes, y calcular, aproximadamente, cada cuanto tiempo cambiamos de estado energético, es decir, cuando pasamos de una nota dentro de la octava, a otra.
Para ello, lo único que hacemos es dividir la duración de cada ciclo por el número de pasos, y para hacerlo más exacto, usamos horas, en vez de días, de forma que obtenemos lo siguiente:
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Físico: 23 días, 552 horas. Una nota cada 78 horas aproximadamente (552/7)
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Emocional: 28 días, 672 horas. Una nota o intervalo cada 96 horas
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Intelectual: 33 días, 792 horas. Una nota o intervalo cada 113 horas aproximadamente
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Espiritual: 18 días, 432 horas. Una nota o intervalo cada 61 horas aproximadamente.
Estos cálculos no están hechos al detalle, porque hemos dividido el biorritmo en partes iguales, asumiendo que el cambio energético que se produce del DO al RE, dentro de los pasos de la octava, es el mismo incremento energético que hay del RE al MI, del MI al FA, etc. Y no es del todo correcto, de hecho, la relación entre notas varia ligeramente (por ejemplo del DO al RE el incremento es de 1.13, mientras que del RE al MI es de 1.11, o de mí a FA es de 1.07), sin embargo no es significante cuando lo mapeas en términos de días, y vamos a dejarlo así para no complicarlo demasiado.
Mapeando la octava en cada biorritmo
Así que ahora ya sabemos que, por ejemplo, en nuestro ciclo emocional, cada 96 horas se produce un pequeño cambio energético a lo largo del ciclo en marcha. Bien, sabiendo, por las gráficas que hemos sacado, que día empieza un biorritmo (que día está en su punto neutro, en el “0”), podemos calcular que días nos encontramos en cada una de las fases energéticas del mismo, empezando por el DO en el inicio, y sumando 96 horas al ciclo para mapear los momentos de cambio. En mi caso, por ejemplo, con mis biorritmos, y calculados los intervalos correspondientes para cada uno de ellos, esto queda así:
Bueno, ¿y esto para que nos sirve?, hasta ahora no hemos añadido nada útil a lo que ya os había contado, pero ahora viene la parte más importante.
Encontrando los puntos de choque
Si sois aficionados a la música, sabéis que las 7 notas musicales, por ejemplo, en el teclado de un piano, tienen notas intermedias llamadas semi-tonos. Son las teclas negras, que marcan un intervalo intermedio entre una nota y otra. Entre el DO y el RE está el Do sostenido (DO#), entre el RE y el MI está el RE#, etc. Así durante toda la octava, excepto en dos puntos. Si os fijáis, entre el MI y el FA no hay semitono, sino que se pasa directamente de una nota a otra, y entre el SI y el DO tampoco lo hay. Esto significa que la energía de una nota a otra siempre tiene un punto de apoyo, un puente, para pasar de un estado a otro, menos en esos dos puntos.
Salgamos ahora del teclado del piano y pasemos al proceso real de manifestación de la realidad según la ley de las octavas. ¿Qué sucede en un proceso normal? Pues que la energía de cualquier cosa que está en marcha va pasando siempre por estos estados, del DO al RE pasando por el puente que hace el DO#, del RE al MI a través del RE# pero cuando llega al estado vibracional del MI, este punto del proceso es crítico, pues no hay “puente” para saltar al siguiente estado, el FA. Y aquí entonces pueden suceder varias cosas. Primero, si la energía que lleva el proceso en marcha desde su arranque es fuerte, es posible que la octava siga su curso sin problemas, y del MI pase al FA, y el proceso continúe fácilmente. Sin embargo puede pasar todo lo contrario, que ese proceso se estanque, se tuerza o se desvié, ya que no hay “energía” para dar el “salto”. Espero me entendáis esta metáfora.
Puntos clave para mantener el ritmo
Estos dos puntos en la octava son dos puntos clave para entender los procesos de creación de la realidad y de manifestación de todo lo que existe. Si no hay energía bastante para pasar del MI al FA y del SI al DO, no hay forma de que se complete, o al menos no se completa según el propósito inicial, nada de lo que se había iniciado en el “DO”. Esto lleva, en la Ley de las Octavas, a considerar estos dos intervalos como “puntos de choque”, ya que para poder mantener la octava manifestándose de forma correcta, hay que insertar “choques” que la empujen hacia su siguiente estado energético.
¿Qué sucede si no se salta, energéticamente de un MI al FA o del SI al DO? Que el proceso se puede volver recurrente. ¿Qué significa esto? ¿Te has dado cuenta de que una y otra vez te suceden las mismas cosas en un ámbito determinado de la vida? Estás en un proceso recurrente, donde algo que se inició en un DO, al llegar al MI no puede continuar y se desvía, pudiendo en algunos casos, volver energéticamente al DO o punto inicial de nuevo, de forma que nos pasa algo que inicia un proceso, empieza a cambiar, a crecer o a desarrollarse, y luego volvemos al punto de partida ya que no hay nada que nos ayude a cruzar el puente energético clave del MI o del SI para que aquello que se inició, se complete según lo previsto.
Este tipo de octavas se denominan recurrentes, y nos hacen vernos involucrados o repetir continuamente el mismo patrón de situaciones (diferentes actores, lugares o momentos, pero idéntico patrón energético) a lo largo de nuestras vidas.
Insertando un choque consciente
Así que, como os decía, insertar un choque consciente no es más que realizar una acción que aporte energía al proceso en el momento clave del mismo. Aplicado a nuestros biorritmos, esto significa que, una vez hemos planificado y mapeado cuando toca aproximadamente cada paso del proceso, podemos proceder a ver que momentos clave podríamos hipotéticamente necesitar aportes o choques externos de energía, de la siguiente forma:
Así, estudiando mis biorritmos y estudiando los pasos de la octava, puedo mapear en mi calendario para las próximas semanas los puntos críticos donde, a priori, podría necesitar un aporte extra de energía externa para que mi proceso, cualquier de ellos, no se estanque ni se vuelva recurrente. Es decir, que se complete la octava de cualquier cosa que haya iniciado en el momento álgido de mí ciclo, cualquiera de los cuatro.
Tipos de choques energéticos
Bien, una vez sabemos en que momento vamos a poder necesitar un choque externo, tenemos que pensar que tipo de choque va a ser ese que vamos a intentar insertar, lo cual nos lleva a mirar el tipo de biorritmo que queremos y pensar las opciones disponibles. Por ejemplo:
Choques físicos: Suplemento extra de energía, contacto intenso con la naturaleza o con el mar, recibir una sanación o recarga energética, algún tipo de deporte o ejercicio físico que nos revitalice, etc.
Choques emocionales: Percepción de emoción positiva externa, vivencia positiva, alegre, recibir un regalo, una sorpresa, una fiesta, etc. Cualquier cosa que nos alegre el día, que nos haga sentirnos más contentos, felices y alegres provoca un choque emocional positivo.
Choques mentales: Ideas nuevas, conocimiento nuevo, buenas noticias, propuestas, proyectos, cualquier cosa que estimule nuestra mente, nuestra creatividad, nuestras neuronas e intelectualmente nos haga sentir vivos y satisfechos.
Choques espirituales: Experiencia meditativa, conexión con el SER, con nuestro Yo Superior y guías, energía de planos superiores. Cualquier cosa que tenga que ver, de forma positiva, con la parte espiritual de nuestra vida.
En resumen
Por último, como ya podéis ver, este tipo de planificación energética a partir de los biorritmos se puede hacer a partir de cualquier cosa, sabiendo que todo tiene una serie de pasos vibracionales desde que se inicia hasta que se termina. El tema es complejo, porque hay que tener en cuenta que para ser mucho más exactos, habría que usar un calendario lunar para mapear los biorritmos, pues estos se mueven y están sincronizados por los ritmos naturales del planeta, y no siguen el calendario gregoriano artificial que usamos sino el calendario lunar 13/28. Aun así, es una buena aproximación al tema para quien quiera investigar más. Por otro lado, también podéis ver que si se puede saber cuando insertar un choque energético determinado en ciertos momentos, se puede mover, manipular y desviar las octavas hacia otros destinos, se pueden incluso cambiar las líneas temporales personales, y las colectivas, se puede manipular la realidad de uno mismo y las realidades comunes, aunque evidentemente para eso es necesario tener un conocimiento y potencial que solo está disponible en nuestras elites, su tecnología y su conocimiento de los procesos energéticos de creación de la realidad.
Ahora ya podéis intuir porque pasan ciertas cosas a nivel local, regional, nacional o mundial en ciertas fechas, ya que son necesarias para mantener, desviar o modificar las octavas a nivel planetario en curso, a varios niveles, que nos afectan a todos, desviando y provocando cambios en los ritmos naturales de manifestación del mundo en el que vivimos.