En las últimas semanas hemos tratado de hacer llegar la idea de que la realidad interior es la clave para todo proceso de cambio exterior, y el reflejo de lo que cada uno contiene en si mismo, algo que han dicho miles de personas a lo largo de toda la historia, y que aquí solo repetimos una vez más porque es necesario traer a la luz de la mente consciente el convencimiento de que es así, para que el ser humano pueda reducir el poder de los automatismos que nos manejan, y ser más conscientes que nuestra realidad está en nuestras manos (en el conjunto de nuestro sistema energético y psíquico), y qué, en consecuencia, el destino común está en las manos de los destinos individuales, creando la realidad consensuada global de una u otra forma, según más personas se hagan cargo de las suyas propias, o según más personas dejen que las dinámicas y fuerzas que siguen ejerciendo el control y poder sobre uno lo hagan.
A este tipo de observaciones, hay que añadir que no existe juicio asociado a que una de las dos opciones sea “mala” o “buena”, es algo que ya hemos dicho hace tiempo que, desde el ser que somos, todo es experiencia, y que no hay etiquetas respecto a lo que es “positivo” o “negativo”, mientras sea “experiencia” de la que se pueda obtener un aprendizaje, por lo tanto, mientras el tablero de juego que es nuestro planeta siga permitiéndolo, habrá opciones de seguir encontrando detonantes y posibilidades para coger los mandos y riendas de la realidad personal.
Pero el planeta ya está acelerando
Hace unos días, el pasado 31 de Enero, un artículo del observatorio ruso espacial (Russian Space Observing System), traducido en el portal Reddit, indicó un aumento de la frecuencia de resonancia de Schumman, en un pico, a 36Hz durante ese día. Es algo importante, pues en el año 2014 ya se habían detectado algunos picos por encima de los 20Hz (en el rango de 15-25Hz en la mayoría de veces). Los colores de la gráfica suelen ser generalmente azul con verde ocasional, pero no blanco, que es un indicativo de esa frecuencia tan elevada según las escalas que usan en el observatorio para medirla.
Y es que esta frecuencia, marca, de alguna forma, el nivel de “vibración” que se considera es la resonancia base del planeta, y que, como hemos comentado en alguna ocasión, ha sido siempre en esta realidad y ciclo evolutivo actual, de 7.83Hz, pero que, desde hace unas tres o cuatro décadas, está subiendo paulatinamente. De hecho, los antiguos Rishis indios llamaban a esta frecuencia, de 7,83Hz, la frecuencia del OM. También habréis oído o leído que el siguiente “nivel de juego”, el siguiente nivel de consciencia, la siguiente “realidad” hacia la que nos movemos, tiene su frecuencia de resonancia estable en 15,6Hz, es decir, que cuando en todo momento nos encontremos con que esa sea la frecuencia de vibración del planeta de forma permanente y en todo su conjunto, será cuando posiblemente empezaremos a ver cambios más drásticos, rápidos y estables a nivel físico en nuestra realidad, consecuencia del aumento de vibración, consciencia, evolución, etc., del planeta, y de todos nosotros.
Cambios en el tiempo y en la realidad
Este aumento de la frecuencia de resonancia Schumann es un efecto posiblemente de los cambios que estamos viviendo como sociedad, pues la consciencia y los campos mórficos que marcan el nivel más bajo y más alto de eso que llamamos nuestro “inconsciente colectivo”, afectan en gran medida a los ritmos y frecuencias del planeta que habitamos. La Tierra también cambia, y su sistema energético y estructura está asimismo ajustándose a otros niveles. Decenas de anomalías se han visto reflejadas en los últimos tiempos en las mediciones de los campos magnéticos, de las líneas de energía, de los polos, etc. Además, los cambios en la percepción del tiempo, su “aceleración”, la sensación de que la realidad está alterada, nosotros desubicados, etc., van también implícitos en este aumento de resonancia, ya que la frecuencia de Schumann sintoniza o reverbera con los niveles alfa y theta del cerebro, por lo que un cambio en la primera, afecta directamente a los segundos. Todo pasa más deprisa, todo va más deprisa y parece que vamos corriendo siempre para alcanzar algo que va por delante nuestro, y que ya no podemos ajustar, si no es siendo conscientes de que esto simplemente va a ir en aumento, y tenemos que adaptar lo que hacemos a esta nueva velocidad del tiempo.
Esto lleva además a lo que comentábamos en el artículo anterior referente a cuando se nos ponen las cosas patas arriba, pues para algunas personas todo esto produce choques drásticos internos que rompen muy rápidamente estructuras estancadas en uno mismo, que entonces se reflejan mucho más rápidamente en estructuras externas, otras personas, aunque menos drásticamente y más paulatinamente, también van viendo como cambian cosas sin saber que son ellos los que realmente están cambiando por todas las influencias que están afectando a la raza humana y al planeta en el que vivimos.
Influencia en las líneas temporales
Por el incremento de la resonancia base del planeta, es probable que también veamos, gracias a ello, un aumento de la distancia “energética” entre las dos líneas temporales principales que marcan la realidad de la gente en estos momentos, de las que ya hemos hablado en la conferencia de “Humanidad y Salto Evolutivo”, y también hemos dicho que suelen denominarse como la línea #33 (la que consideramos negativa, densa y continuación de la realidad actual) y la línea #42, que se considera la línea temporal de cambio de consciencia, evolutivo y de realidad de la raza humana.
Mientras ambas líneas coexistan una sobre otra, a niveles diferentes de percepción, pero simultáneas, aun todos estamos en la misma realidad, con mayor o menor influencia individual según resuenes con la parte más densa de la #33 o no (es decir, que aunque co-existan contigo personas o hechos que tengan su base en esa línea temporal, si tu alineación principal es con la vibración de la línea #42, más “elevada” su repercusión en tu realidad personal será menor), pero si estos picos de frecuencia suben y se van dando más regularmente, se mantienen y se aceleran, la separación de líneas muy probablemente se de mucho más rápidamente, y, entonces, empecemos a ver que la realidad que nos toque vivir será solo, y exclusivamente, la de la línea en la que nos encontremos.
En definitiva, un buen síntoma, y un buen augurio que estos picos de la resonancia de Schumman estén dándose con mayor regularidad. El cambio siempre es parte de la vida, ya lo hemos comentado en otros artículos, y, en este caso, el cambio planetario es parte de la evolución como especie y raza que somos, por mucho que los poderes en control se empeñen en pararlo, evitarlo o tratar de ralentizarlo.