Creo que hay ya bastantes personas que se dan cuenta de que todas las ondas y campos energéticos de los que estamos rodeados influencian terriblemente nuestro estado de ánimo. De forma genérica podemos incluir todo tipo de emisiones electromagnéticas, desde el wi-fi de casa hasta las antenas de radio del edificio de enfrente, pasando por “ondas” más globales tales como la atmósfera de una ciudad o el inconsciente colectivo.
El papel de los neuropéptidos
La mayoría de este tipo de radiaciones, al menos las más dañinas, son ondas de muy baja frecuencia (ELF), que simplemente lo que hacen es alterar la química de nuestro cuerpo, y con ello, la química del cerebro, produciendo cambios en el estado de ánimo de una persona. Afectan principalmente a las moléculas que llamamos neuropéptidos, algo parecido a una proteína, pero que se originan en el cerebro en las conexiones sinápticas. Estas moléculas tienen diferentes funciones, que tanto pueden estimular como bloquear ciertas respuestas físicas, de forma que pueden alterar el sistema nervioso y con ello todo el mecanismo de como nos sentimos en un determinado momento.
Dependiendo de como estamos de expuestos a según que tipo de radiaciones, nuestro estado de ánimo puede fluctuar enormemente. No hace falta más que alejarse del campo electromagnético que nos está machacando para que de repente nos sintamos mejor. Simplemente nuestra química recupera su armonía natural y deja de generar estos estados emocionales tan “bajos”, pues normalmente lo que sucede es que nos sentimos más tristes, cansados, depres, melancólicos, etc.
Ataques psíquicos
Un ataque psíquico funciona de la misma manera. Sea por personas “enviando” energías hacia ti, por dispositivos “tecnológicos”, sea por entidades, etc., simplemente lo que te llega son ondas de extrema baja frecuencia, o también cierto tipo de onda “sonora” (pero inaudible) que produce el mismo efecto en tu sistema nervioso. Y es realmente asombroso como pueden ponerte patas arriba. La mente puede empezar a tener todo tipo de pensamientos y emociones de cosas que tienes por ahí dentro, y que son amplificadas terriblemente, cualquier pequeño problemilla puede aparecer como una montaña insalvable, cualquier idea que tengas puede parecer mala de repente cuando sabes que no lo es, o viceversa, y puedes levantarte hecho un desastre anímicamente sin saber que diablos ha pasado por la noche. Cuando este tipo de ondas desordenan y trastean con nuestros neuropéptidos, todo se pone patas arriba.
Protección
La robustez del sistema físico, del cuerpo, su salud, es la principal defensa contra todo tipo de campos electromagnéticos. Personas sanas y fuertes, con una buena dieta y una buena alimentación, son menos vulnerables a los efectos de estos campos externos. La “higiene mental y energética” es otra protección muy importante, pues si son ondas las que nos “atacan”, ondas son (las que tu emites) las que te defienden. Una persona con una alta frecuencia de resonancia es menos vulnerable que una con una baja. El conocimiento de causa (es decir, saber que es lo que está pasando) es lo que incrementa además la protección psíquico-energética. “Saber” y “entender” que ocurre no hace otra cosa que generar tu propio “escudo”, y muchas veces neutraliza el ataque.
Es importante ser consciente de que la sopa energética en la que estamos constantemente metidos nos está afectando al sistema nervioso muchas veces sin darnos cuenta. ¿Tienes un mal día sin razón aparente? Mira a ver si por casualidad no hay una nueva fuente de emisión que te está haciendo bailar los neuropéptidos, en muchos casos, quizás descubras que así es.