De nuevo otra sesión interesante del Gateway Experience que no ha ido tan mal como pensaba, aunque he topado con la primera barrera importante: el miedo. El ejercicio estaba destinado a inducirme un primer estado de conciencia a partir de Focus 10 que fuera el inicio de una experiencia fuera del cuerpo (OBE, viaje astral).
Los pasos preliminares han ido bien, sin problemas (el baúl energético, resonant tuning, el escudo protector y llegar a Focus 10). Esta vez he probado directamente en la cama, en vez de en el sofá, y me ha sido más fácil relajarme del todo. La sensación en Focus 10 es como un pequeño hormigueo por todo el cuerpo, el cual me he obligado a notar y grabar en mi mente, pues así es más fácil luego llegar a este estado aun sin las cintas.
En el momento de iniciar una breve separación, imaginarme flotando hacia arriba, calmada y tranquilamente, ha aparecido en mi mente el miedo, irracional y sin fundamento, pero fuertemente presente. Entiendo que viene de un posible temor a lo desconocido en lo que llamamos el plano astral. De todas maneras, ya sabía que iba a ocurrir y tenía que dominarlo en cierta manera, así que me he puesto a hablar conmigo mismo. Me he dicho que no era racional, que en el caso que pudiera encontrar, una vez fuera del cuerpo, a algún ente, sería un amigo, que tenía mi balón energético alrededor protegiéndome y que no tenía porqué sentirme asustado.
En todos los libros, cursos y técnicas sobre proyecciones fuera del cuerpo siempre es la misma barrera la que impide los resultados: el miedo. Pero he vuelto a recordar los libros de Robert Monroe, en los que habla sobre cómo siempre se termina superando este obstáculo, y como te das cuenta que no había nada de que temer.
Así que, como no era capaz de «flotar» por mi mismo, mi mente lo ha hecho por mi. La imaginación es casi tan poderosa como la experiencia real, y de eso no tengo ningún miedo, ya que he volado y me he visualizado a mi mismo a miles de km muchas veces, he hecho visitas a personas queridas para ver si estaban bien, etc., solo proyectando mi mente. Y me he dicho. Pues esto es lo mismo. Me he imaginado viéndome tumbado en la cama profundamente dormido. Es lo primero que se ve cuando uno sale de su cuerpo y es una de las cosas que más asustan, pues es parte de las creencias adquiridas sobre la muerte, enterradas profundamente en el subconsciente. Para luchar contra eso le he dado prioridad a mi hemisferio izquierdo, el analítico, el práctico, y he forzado una conversación conmigo mismo de nuevo.
«Esto no es nada. Sabes que eres algo más que este cuerpo y cada noche cuando sueñas haces este mismo proceso sin que te enteres, así que ahora puedes hacerlo también pero de manera consciente».
En eso la voz que te guía en la cinta me invitaba a flotar un poco más arriba. No me salía, porque por un lado mis miedos decían una cosa y yo les intentaba convencer de otra. Así que he decidido seguir con la proyección mental. Eso me resulta fácil, por lo que me he imaginado a mi mismo fuera de mí, y saliendo por la ventana. Floto. Ningún problema, simplemente es mi imaginación. Sigue siendo una proyección mental. Miro abajo, veo el edificio desde fuera, la ventana en la que está la habitación en la cual estoy dormido. Y de repente ahí están. No se quienes son, pero hay varias personas o imágenes en semicírculo también flotando a una distancia relativamente «segura» (como para no infundirme más temor). No reconozco nada excepto la «energía» o presencia de quien yo denomino mi guía, y que, en mis meditaciones, responde al nombre de Ozar. Me dice que todo está bien, y que podrían ayudarme si supero el miedo inicial.
Les digo que se que pueden hacerlo. En realidad he leído muchos casos de ayuda del astral en el cual te «estiran», pero le digo mentalmente que si me siento «estirado» de mí cuerpo me entrará el pánico, y me dicen que ya lo saben. Por eso no hacen nada. Debo ser yo quién supere el obstáculo.
Pero ya que mi proyección mental sigue y yo ando aquí tranquilamente flotando fuera de mí casa, noto la presencia de algo que me dice si quiero ayuda. Noto un sentimiento amigable, pregunto quien es, y me parece notar algo así como Gogi (ni idea de lo que es o signifique o si tiene sentido realmente haber sentido esas palabras). Es un «ser» que parece ser como un guía, y me dice si quiero que me guíe. Le digo que si. Pero no sé para qué ni para donde. En ese momento siento como si estuviera en medio de algo moviéndome muy rápido. No. Lo que se mueve es ese algo que está a ambos lados de mí, como dos paredes grises pasando a una velocidad increíble. No capto nada.
Creo que estoy ofreciendo algo de resistencia y oigo la voz de la cinta incitándome a descansar ya en un profundo sueño relajante. Todo desaparece y vuelvo a «bajar» hacia donde estoy dormido. En realidad, como se que es una proyección mía, solo hago que volver a entrar en un estado más despierto. Noto las manos y los brazos que se me han dormido del todo. Me estiro, muevo las piernas y me levanto. El ejercicio ha terminado y me siento cómodo por haber, por lo menos, tenido un diálogo racional con la sensación de míedo que tenía al principio y que anteriormente, las primeras veces que hice esta sesión, me impidieron hacer algo. Mañana lo volveré a intentar.