Creo que todos conocemos el concepto de viajes o proyecciones “astrales”, aunque quizás, en ninguno de los libros publicados hasta la fecha, se ha llegado a diagramar realmente y profundizar en los mecanismos que hacen posible esta proyección hacia otros niveles frecuenciales, realidades o “dimensiones” de nuestro planeta y/o entramados de existencia, tanto dentro como fuera de la Tierra.
Como ya sabéis, el ser humano no posee un cuerpo “astral”, lo hemos explicado en los cursos de DM pues tampoco existe un “plano astral”, tal y como existe un plano físico o un plano etérico, pues, aquello que llamamos “astral”, es un “sustrato” que se cuela entre las partículas de todos los demás planos del cosmos para darle cohesión a todos ellos. Claro, si no tenemos un cuerpo “astral” y el “astral” no es un lugar, sino un continuo energético que existe mezclado con las partículas físicas, etéricas, mentales, causales, etc., ¿Qué es ese “viaje astral”? ¿Qué se “desplaza” o se “separa” de nuestra estructura y porqué hay tantas personas que tienen esa percepción de “salirse del cuerpo”?
Una personalidad que se puede “proyectar”
Para explicarlo, retomamos los conceptos de las diferentes personalidades que tenemos en la superficie de la esfera de consciencia, y que llamamos nuestros “yoes”. Tenemos el “yo alegre”, el “yo confiado”, el “yo pesimista” y el “yo” de cualquier otro comportamiento y patrón que nos podamos imaginar, y que se rigen por las “runas” del patrón conductual y se activan o desactivan por la gestión del programa ego. Pues bien, igual que tenemos un “yo” para cada “subcaracter” de nuestra personalidad, tenemos también un “yo” que vamos a llamar el “yo proyectivo”, y que es idéntico a los demás, con la peculiaridad de que está controlado por el YS, igual que lo está el Yo observador que vemos en DM1, y que posee la capacidad de “separar” o “proyectar” parte de la energía del cuerpo mental para crear un “vehículo energético” que se puede “desplazar” por los diferentes niveles frecuenciales del planeta.
Es decir, cuando se activa el “yo proyectivo”, poniendo en práctica cualquiera de los cientos de técnicas que decenas de autores han publicado sobre cómo hacer “viajes astrales”, el YS suele tomar el mando de este “subcaracter” y, a continuación, “estira” y “proyecta” desde el cuerpo mental una imagen de nosotros mismos que es la que se puede desplazar, por ejemplo, hacia el plano etérico o mental, o hacia otros subniveles del plano físico.
La misma imagen y percepción que tenemos de nosotros mismos en vigilia
Como el “yo proyectivo” es autoconsciente de sí mismo, cuando está activado y en control, se siente la “persona” que somos normalmente (es decir, mi Yo proyectivo se autodenominaría “David” a sí mismo y se auto conoce como la personalidad que yo soy en vigilia, sin darse cuenta de que no es más que uno de los diferentes “personajes” que somos y poseemos en la superficie de la esfera de consciencia).
Al tener una “forma mental” que se puede “proyectar” y que emana del cuerpo mental, si yo, desde mi consciencia, me miro a mi mismo en proyección, veo mi cuerpo, mis manos, mis pies, porque percibo mi forma mental proyectada y controlada por este “yo” y asistida por el YS, con la misma imagen que tendría si me miro al espejo.
Para que, además, la forma mental de proyección que se “separa” del cuerpo mental pueda transmitir los datos y aquello que capta y percibe durante la separación, se mantiene unida por un sub-filamento del cordón de plata que se desdobla temporalmente, como un cable de seguridad, para que este “yo” y su forma “mental” puedan proyectarse hacia otros planos o realidades, manteniendo la conexión con el sistema energético y el cuerpo físico que se mantiene durmiendo, normalmente, allá donde la persona está llevando a cabo este “viaje astral” sin mayores problemas.
Es decir, aunque la percepción del proyector es que “hemos salido de nuestro cuerpo” y que ahora “flotamos” por encima del cuerpo físico y lo podemos ver tumbado en la cama, la realidad es que ninguno de nuestros cuerpos sutiles se ha separado o salido, sino que, uno de nuestros “yoes” de la personalidad con capacidad autoconsciente y regido por el YS, ha “separado” una forma energética del cuerpo mental con tu misma imagen (para darle comodidad y seguridad a la personalidad en su conjunto) y, esa “forma mental” de ti mismo, si que se puede desplazar y separar para moverse a otros planos y niveles, mientras que, el Yo proyectivo, que no se separa y no se mueve de la superficie de la esfera de consciencia donde está ubicado, controla todo el proceso y es quien recibe el flujo de datos que la forma mental “separada” capta y envía por el filamento desdoblado del cordón de plata hacia la mente, para darle sentido, hasta cierto punto, de aquello que estamos captando.
Como una cometa conectada a nuestro cuerpo
Como analogía, sería algo así como si de nuestro cuerpo mental sacáramos una cometa que tiene nuestra misma forma, y el hilo y agarre de la cometa, el punto por donde la aguantamos para que no se vuele más allá de donde queremos, está conectado a la esfera de consciencia a este “Yo proyectivo”. La longitud de la cuerda que permite a la cometa “volar libre” es el filamento del cordón de plata por el cual la cometa transmite a la consciencia aquello que percibe, pero tú, como la persona que está sujetando la cometa, no te mueves del suelo ni del punto desde donde la estás haciendo volar.
Este cordón de plata desdoblado, además, no se puede cortar ni romper, está hecho de la misma energía del YS y protegido por el mismo, y, por la misma razón, tampoco nada se te puede “meter en el cuerpo” mientras haces proyección astral, porque no te has ido a ningún sitio, tus defensas energéticas están intactas y tu estructura sutil sigue tan protegida como en cualquier otro momento.
Sin embargo, puedes ver y percibir todo tipo de cosas y seres y entes y estructuras y realidades, ya que tu “forma mental proyectada” (la cometa), en su vuelo allá donde se haya desplazado, puede interactuar con cualquier cosa que se encuentre, y, la información se transmite hacia la consciencia que sigue fija y estática en la estructura mental de la persona que está tumbada y descansando mientras dura la proyección.
Este mecanismo, pues, es el que facilita que podamos explorar todos los mundos y niveles superiores de la estructura del planeta, que podamos movernos entre realidades, hablar y trabajar con nuestros guías “directamente”, proyectarnos hacia el YS, e incluso realizar lo que se conoce como “exoproyecciones” y salir de nuestro propio planeta, pues no hay riesgo alguno en ello, ya que siempre el YS y aquellos que nos asisten velan porque el viaje sea seguro.
Eso no significa que no haya sorpresas. Si hay un pájaro volando en el cielo y la cometa se eleva hacia su altura y lo percibe, y transmite hacia la personalidad en tierra que se ha cruzado con un pájaro, y nunca hemos visto un pájaro de verdad, pues nos podemos llevar un buen susto. Si tu cometa se cuela por un acantilado o se alejara tanto de donde estás tú físicamente que te transmite imágenes y sensaciones desconocidas para ti, puedes tener una experiencia realmente extraña y que nos descoloque por completo, o si te encuentras seres que difícilmente puedes clasificar o entender que son, al regresar y despertarte es posible que no puedas darle sentido a nada de lo percibido.
Luego, y al contrario que haríamos con una cometa para hacerla volver, recogiendo el “hilo”, el “regreso” a la consciencia del “cuerpo” no se produce “volviendo” y entrando de nuevo, sino soltando la forma mental y disolviéndola a una orden del YS, y activando cualquier otro “yo” de la esfera de consciencia que tome el control de la personalidad y te haga despertarte y ver, de nuevo, que estás en la cama tumbado tranquilamente. Es decir, como tenemos capacidad de crear miles de “cometas” mentales, el yo “proyectivo” crea una forma mental con tu imagen para cada “viaje”, y, cuando es necesario “volver”, y puesto que todos los datos y experiencias ya han sido transmitidas hacia la consciencia por el cordón de plata, simplemente se da la orden de “disolver” la cometa, cambiar el “yo proyectivo” por cualquier de los otros, y despertarte y sentirte de nuevo de vuelta en tu cuerpo sin que tengas porque notar que has “reentrado” en el mismo (que se puede hacer también, pero requiere ya mucho dominio y control de tu cuerpo mental para ello). Por eso, en general, con solo dar la orden de “volver al cuerpo”, un simple pensamiento, te encuentras ya “de vuelta”, instantáneamente, pues no ha hecho falta hacer volver a la forma mental proyectada, solo cambiar el yo en tu personalidad al mando, despertarte, y disolver esa forma mental allá donde estuviera en el momento del regreso, algo de lo que ya se encargan tus guías y el YS sin ninguna complicación.
En todo caso, la exploración de los niveles y estratos dimensionales del planeta es una manera de conocer mejor la estructura de la Tierra y los millones de seres que la habitan, más allá de la realidad sólida y física, y, como no estamos habituados y no tenemos información de nada de ello, esas proyecciones “astrales” han dado como resultado que, en cientos de libros, se expliquen todo tipo de historias de lo que hay o no hay, lo que se percibe o se deja de percibir, los miedos o alegrías que los proyectores hayan tenido en sus viajes y, en general, todo lo que cada persona haya experimentado al conseguir dominar las técnicas de proyección.
¿Puede todo el mundo realizar las proyecciones “astrales”?
Si, pero hay muchos miedos, resistencias y topes mentales que impiden la activación del “yo proyectivo”, ya que, asimoss, como siempre, bloquearon estas capacidades que podrían llevar al ser humano a conocer más de la cuenta el “mundo que sus ojos no ven”, y, por lo tanto, hay mucha programación y límites para que realmente este mecanismo de proyección se termine activando de forma natural. Esto no significa que no haya personas que, de forma espontánea, lo tengan activado desde siempre, o les sea fácil “ponerlo en marcha”, pero no es lo normal en la mayoría de las personas.
Robert Monroe, por ejemplo, uno de los pioneros en estos temas de cara al gran público, le tuvo mucho miedo al principio porque no lo podía controlar. Según sus libros, se tumbaba a dormir y se activaba su “yo proyectivo” (él no lo sabía ni lo describe así) y su “forma mental autoconsciente” (la cometa) iniciaba su separación y tenia experiencias que le hacían pensar, al inicio, que se estaba volviendo loco. Muchas otras personas han pasado por lo mismo, hasta que, poco a poco, van comprendiendo lo que les sucede y lo van aprendiendo a dominar, en mayor o menor grado.
En todo caso, es una habilidad natural y podéis trabajarla creando una petición que solicite al YS que os ayude a poner en práctica esta capacidad nuestra si así lo deseáis, solo tenéis que incluir que se eliminen todos los topes, programas, bloqueos, etc., que impiden la activación del Yo proyectivo en las esferas mentales y en los patrones de control, la creación y separación de la forma mental “proyectiva” y cualquier bloqueo que pudiéramos tener que dificulta que se pueda llevar a cabo. Con constancia, los impedimentos para ello desaparecerán con la sanación y desprogramación de lo anterior, y es cuestión de aprender luego cualquier técnica de proyección para ello y disfrutar de las experiencias increíbles, aunque a veces difícilmente comprensibles para la mente y programación humana, que se pueden llegar a vivir con ello.