Como veis llevamos algunos artículos del blog dedicados a métodos de manifestación de aquello que queremos. Espero que sean apropiadas para este inicio de año en el que todos nos estamos planteando nuestros objetivos de cara a los próximos meses, así que vamos con otro tema más: el uso de la intención para crear conscientemente.
¿Qué es la intención?
La intención es básicamente el deseo genérico y focalizado de obtener un resultado. Es la idea lanzada al universo sobre lo que queremos conseguir, pero sin entrar en detalles. Una intención es, por ejemplo, decir que a partir de ahora deseas trabajar a tiempo completo como profesor, que deseas cambiar de trabajo, que deseas cambiar de casa, etc. La intención no proporciona detalles y al no hacerlo, estás dando libertad a la energía creadora para que manifieste el deseo en el escenario que mejor te convenga.
Intención vs Visualización
Cuando creamos aquello que queremos mediante la visualización, estamos poniendo el escenario final de lo que queremos con todos los detalles de cómo lo queremos, (y siempre con nosotros en la visualización metidos, sino ese escenario puede ocurrir y no salir tu en él, se han dado casos). Le estamos diciendo al universo que nos modele la realidad que atraemos hacia nosotros exactamente de esa forma. Este método es perfecto cuando sabemos lo que queremos, como lo queremos y de qué manera nos afecta (por ejemplo cuando buscas sitio para aparcar y te imaginas a ti mismo con el coche aparcado ya en la puerta de tu casa, con todos los detalles que te son familiares para ti), pero cuando lo que necesitamos es manifestar una realidad más compleja o más abstracta (cambiar de trabajo), manifestar a través de la intención da mejores resultados.
La intención pide «un deseo», fuerte y claro, pero no pone barreras a cómo debe llegarnos y deja que los escenarios posibles se vayan creando por si solos. Esto requiere cierto sentido de dejarse llevar por la vida y confiar, sobre todo confiar al 100% en que lo que nos llegue será el mejor escenario para nosotros, aunque no fuera así cómo lo hubiéramos planificado.
¿Cuándo usar cada método?
Personalmente, si tengo muy claro lo que deseo, como un objeto o una situación muy concreta, procuro manifestarla a través de la visualización, pero si tengo un deseo algo más genérico, el cual quiero conseguir pero no se muy bien cómo podría concretarse, uso la intención y confío ciegamente en que lo que me llegue será lo mejor para mi en ese momento. Este método también vale para recibir respuestas, por ejemplo, tienes una duda sobre el origen del universo (por poner algo sencillito) y pones la intención de recibir información al respecto. No estás visualizando el libro de Física donde está la explicación en la página 40, sencillamente tu no sabes dónde está esa información, así que confías en que te llegará en el momento oportuno de la forma más oportuna.
Vivir de intención en intención
El día a día se puede tornar un continuo de sorpresas fantásticas si vivimos de intención en intención, en vez de de deseo en deseo. Cuando vivimos creando desde un nivel más genérico, dejamos que la vida nos sorprenda, y contamos las etapas de la misma no por días o años, sino por intenciones cumplidas. Cuando se ha manifestado lo que queríamos, volvemos a plantear la intención para el siguiente paso, dejando que sea el universo quien, sabiendo lo que nos viene de perlas, se encargue de hacérnoslo llegar.