En un artículo anterior hemos comentado el tema de los «códigos de peligrosidad», unos paquetes energéticos que todos los seres humanos tenemos por defecto a nivel etérico y mental y que marcan, en una escala del 1 al 100, «cómo de molestos» somos para REC y el sistema de gestión de la humanidad.
Sin embargo, para poder disipar algunas dudas que he recibido, veamos en detalle qué son estos códigos y cómo se instalan y actualizan en nosotros, pues no es algo obvio, ni siempre es algo que se haga de forma individual o específica por un ente entrando en nuestro campo energético para ponerlos.
Para empezar. ¿Cómo son esos «códigos» y cuándo se crearon?
Los «códigos de peligrosidad» son dos paquetes de datos, como dos pequeñas burbujas energéticas que se acoplan al cuerpo etérico uno de ellos, y otro al cuerpo mental de la persona. Miden el nivel de vibración y frecuencia que tiene un ser humano, el etérico, y el nivel de realidad al que está conectado, el mental y, de esta forma, se puede más o menos percibir con bastante certeza, si un ser humano es «inocuo» o si hay que vigilarlo continuamente.
Aunque estos dos parámetros puedan parecer muy genéricos, en realidad, si alguien tiene un nivel de vibración alto y tiene un nivel de realidad alto, esto solo lo ha podido conseguir trabajando sobre si mismo, aprendiendo y conectando con fuentes de energía superiores, con ayuda de sus guías y de su Yo Superior, etc., con lo que estos parámetros no se «incrementan» por casualidad o fruto de una vida «normal», sino que son indicativos para asimoss de que esa persona se «sale de la norma» y, por lo tanto, hay que vigilarla.
Por otro lado, esta «vigilancia» no siempre significa que te asignan a un amoss, un asimoss o un ente que sea para que esté tras de ti todo el día. Eso se hace con aquellos que tienen códigos muy elevados, en general, la mayoría de la población tiene códigos muy bajitos, por debajo de 10, así que ni siquiera se preocupan de ellos. A partir de un código 30 de vez en cuando te echan un vistazo y cuanto más «subes» pues más veces te monitorizan. Es algo así como el número de veces que el buscador automático de Google pasa por tu página web para refrescar el contenido de la misma. Si hay mucha actividad en tu web, el programa pasa cada día a mirarla, si no hay actividad, igual se conecta una vez al mes como mucho. Salvando las diferencias, es lo mismo para los seres humanos.
Entonces, ¿Quién evalúa esa «peligrosidad»?
Lo hace una IA de asimoss conectada al inconsciente colectivo de la humanidad que monitoriza la señal del paquete del cuerpo mental y del cuerpo etérico, que actúa como una pequeña «baliza» con pulsos de una determinada potencia según el nivel del código que se tenga. De esta forma, como todos, o casi todos los seres humanos están conectados al IC33 que es donde se encuentra la IA, continuamente se van monitorizando esos pulsos y la IA de REC lleva un registro del nivel que cada persona tiene. Evidentemente no estamos categorizados por nombres ni apellidos, si no por nuestro «IMEI particular», pues, como los teléfonos móviles, todo ser humano tiene un código frecuencial diferente al de todos los demás que refleja la vibración de las células del cuerpo 1.1, el más «sólido» y material, y por esa minúscula diferencia entre la vibración y frecuencia «base» de unos y otros es como nos diferencian asimoss y demás miembros de REC.
Luego, a medida que la IA va detectando niveles mayores de vibración, frecuencia, conocimiento, conexión con energías más elevadas, etc., por monitorización del cuerpo etérico y mental, va variando el código del paquete enviando «instrucciones» a través de los hilos que conectan nuestro sistema energético con el IC y, así, actualiza el «número» dentro del código y lo sube o baja según como está cada persona en ese momento.
Eso significa que los códigos son dinámicos, que no es que te pongan uno y se quede para toda la vida, sino que, si en algún momento de tu vida has tenido un «pico evolutivo» y has avanzado mucho, tus códigos se habrán incrementado, pero si por cualquier razón has «bajado», has dejado de lado cualquier cosa que estuvieras haciendo o tu vida ha cambiado y ahora estás «más bajo» en energía, frecuencia o nivel de realidad que hace dos meses, pues tienes un código «menor» y eres «menos molesto» hoy que lo que eras hace una temporada cuando hacías tal o cual cosa.
¿Hay represalias por tener códigos altos?
La IA se limita a monitorizar a los seres humanos y reportarlo a asimoss, no interviene ni hace o deja de hacer nada más que eso. Luego, es decisión de asimoss decidir si alguien con un código persistentemente alto merece mayor atención especial, monitorización individual y seguimiento especifico.
Por ejemplo, las personas que ya no están conectadas al IC33 porque han ejecutado todos los protocolos de desconexión que explicamos en el nivel 1 ya no pueden actualizar sus códigos, y si la IA en un plazo de unas pocas semanas no recibe el «pulso» de actualización informa de que hay «algo raro» con el IMEI «tal» que corresponde al humano «tal», de forma que, entonces, si que se asigna un ente a que «mira a ver que pasa». Lo mismo si las personas se han movido a la LT42 y se desconectan del IC33 para conectarse al IC42 donde no hay IA ni códigos ni nada, así que te asignan un ente (en general solo vigilan, no suelen ser de los que nos encontramos en las lecturas ni sanaciones que hacemos) para monitorizar tus niveles de «peligrosidad a distancia» (como si nosotros fuéramos a medir la temperatura de alguien con un termómetro de estos de infrarrojos que no requiere de contacto físico para ello).
A medida que una persona eleva y eleva sus niveles energéticos, frecuenciales, de conocimiento, etc., entonces la vigilancia es más seguida y, si hace falta, se la intenta bajar a niveles «inocuos». Aquí es donde entran en juego los ataques psíquicos y energéticos, los hilos y enganches que nos ponen para «estirarnos hacia abajo», los egregores a los que nos conectan, etc., todo lo que sea necesario para que vuelvas a la zona de «persona no molesta».
Como os podéis imaginar, ahora mismo, con la situación mundial que estamos viviendo durante todo este año, miles de millones de personas han bajado enormemente en vibración, energía, frecuencia, nivel de realidad, etc., y muchos que estaban en camino de «subir» rápidamente hacia la LT42 o hacia niveles superiores dentro de esta, vuelven a estar en niveles muy bajos de la LT33 por todo lo que está pasando en nuestra realidad a nivel planetario y las energías tan densas presentes por doquier que nos afectan a todos de mil formas distintas.
Finalmente, cuando realmente tienes un código muy muy elevado, como es mi caso desde hace años, y además eres consciente de ello, además tienes herramientas para defenderte de los ataques, puedes sanarte continuamente, puedes volver a elevar tu nivel y frecuencia cada vez que te dan «palos» para echarte para atrás, tienes ayuda y asistencia continua de tus guías y de tu YS, etc., entonces si que te asignan 24h-7 días a la semana varios miembros de REC para que estén siempre pendientes de ti.
En mi caso, la vigilancia también es física, pues ya tengo asignados miembros humanos de SC que me suelen seguir, sin intervenir, allá donde voy y reportan todo lo que hago, escribo, digo, etc., continuamente. En estos casos, el «ejercito» de guías que te protege se quintuplica, y aunque parezca ficción, allá donde voy, al menos en mi caso, hay montones de seres que me protegen y que están siempre alrededor mío, y es una continua batalla entre los que intentan frenarte, agobiarte, atacarte, etc., y los que tratan de protegernos.
Como en todo, cualquier experiencia es un aprendizaje y, si se usa para avanzar, hasta los ataques más feroces y que te dejan exhausto sirven para dar pasos de gigante en un camino de aprendizaje que nos está llevando, por mucho que REC no lo quiera, rápidos hacia el siguiente nivel evolutivo.