Cuando era pequeño me aterraba dormirme y que mi mano, por descuido o relajación, estuviera caída hacia fuera de la cama y rozando el suelo. La razón era, qué, según recuerdo, cuando tenía pocos años vi un monstruo o bicho de esos que los niños ven, y que venía a comerse mi mano (o vete a saber a que venía, la cuestión es que se colaba por debajo de la puerta de la habitación y se abalanzaba sobre mi). A raíz de esto durante cierto tiempo tuve que dormir estando seguro que ninguna parte de mí cuerpo sobresaldría fuera de mí cama.
Cuando tuve ya algo más de razón empecé a pensar que la única forma de comprobar si el bicho aún seguía esperando para atacarme en mis sueños era ponerle un cebo. Si quería superar el miedo a ataques nocturnos tenía que plantarle cara y darle una buena paliza, si es que se presentaba, así que empecé a dormir de nuevo dejando un brazo colgando a propósito que casi rozaba el suelo. Ni a la primera noche, ni la segunda, ni ninguna de las siguientes, el monstruo de mís primeros años apareció en mis placidas noches de descanso. El hecho de poder dormirme dejando el brazo colgando hizo que a partir de entonces me diera cuenta que ya no le tenía miedo a nada que pudiera aparecer por muy cara de bicho que tuviera.
Nuestros miedos más profundos son nuestro obstáculo más grande
Todos tenemos miedos, fobias y aprensiones: miedo a hablar en público, miedo a relacionarnos con la gente, miedo a tener éxito (de los más comunes), miedo a que las cosas nos vayan bien, miedo a que nos quieran, miedo a que nos hagan daño, y así podría seguir. Estos miedos están ocultos en nuestro inconsciente y nos bloquean hasta que alguien o algo nos lo saca a la superficie y nos lo hace patente. Lo peor que alguien nos puede hacer es sacar a relucir una faceta nuestra que no queremos afrontar, pues eso significa ver reflejado de repente y tener que lidiar con algo que querríamos bien enterrado en nuestro interior. Sin embargo no existe mayor obstáculo para nuestro desarrollo personal que no querer afrontar y superar ese muro que nosotros mismos nos hemos construido en la mayoría de los casos.
Identificar nuestro mayor miedo
El primer paso para superar algo es identificarlo. No es cuestión de remover de golpe todo lo que tenemos enterrado en nuestro interior, por lo que la idea es seleccionar aquello que en estos momentos más perjuicio nos está creando (por no permitirnos mejorar o avanzar en una o más áreas de nuestra vida). Quizás te aterra salir a conocer gente nueva y eso te está convirtiendo en un solitario, quizás el tener miedo a hablar en público está bloqueando tus posibilidades de carrera, quizá tu miedo a salir herido está haciendo que tu relación no esté al 100%. Identifica aquello que ahora mismo más te bloquea y ponlo por escrito.
Asumir nuestro miedo es el primer paso para superarlo
Existe una técnica denominada EFT (Emotional Freedom Technique) que ha tenido mucho éxito debido a que, entre otras cosas, nos enseña a asumir aquello que queremos superar. La idea es repetir (mentalmente, en voz alta y/o por escrito) algo parecido a: a pesar de que tengo miedo de XXXX, me acepto completa y profundamente, me acepto tal y como soy…etc.
Cualquier variante de la frase anterior funcionará. La idea es traer a la mente consciente aquello que queremos afrontar, y por supuesto eliminar. Una vez ha salido de las tinieblas de nuestro inconsciente, ya tenemos la primera batalla de nuestra guerra ganada.
Buscar las causas (no tan) aparentes
¿Qué nos induce a comportarnos así o tener ese miedo? Si realmente se trata de algo muy arraigado, una fobia, un trauma profundo, el trabajo interno que deberemos hacer será mucho más largo y serio que si se trata de algo medianamente pasajero de lo cual tenemos identificado claramente su causa. Si no somos capaces de trabajarlo por nosotros mismos, podemos buscar ayuda en disciplinas como el coaching personal, algún tipo de terapia, alternativas como el hipnotismo o regresiones, etc. Conocer la raíz del problema es más que ganar una batalla, es casi como darle la estocada final al jefe del ejercito contrario.
Enfréntalo, y supéralo
Finalmente el siguiente paso es recrear una situación en la cual antes nos sentíamos paralizados o con miedo a actuar: haz esa conferencia frente a 100 personas, vete a un bar y ponte a hablar con desconocidos, expresa tus sentimientos más profundos a quien quieres que los conozca, ábrete a la prosperidad y a la abundancia. Hace falta cierta dosis de coraje y valor, pero es tu única alternativa si realmente quieres superarlo. El tiempo que tardes en llegar a sentirte cómodo cuando antes te sentías aterrado no es importante, lo importante son dos cosas: el método que habrás asumido sobre como ir eliminando barreras interiores, y la confianza de saber que no importa que tienes en tu interior, puede ser superado.