Probablemente os ha sucedido a todos que vamos acumulando ideas, proyectos y deseos, pero, por el hecho de no haber vaciado un poco nuestro armario trastero, estos no terminan de materializarse porque, simplemente, no tienen sitio. Y es que no se puede llenar una copa que ya está completamente llena, y, aunque no nos demos cuenta, eso es precisamente lo que intentamos hacer la mayor parte del tiempo.
Sacando lo que ya no nos sirve
No tiene sentido guardar cosas «por si acaso». Si algo ya no nos sirve, hay que dejar que se marche de nuestra vida, dándole las gracias por el servicio prestado y permitiendo que la energía y el espacio que eso ocupaba en nuestra existencia se libere, y nos libere. No importa si hablamos de compromisos, objetos materiales, personas, eventos repetitivos o incluso actividades que hacemos sin saber porqué. Es una actividad extremadamente saludable limpiar nuestra vida regularmente de todo aquello que ya no nos sirve. Y no te preocupes. Si te vuelve a hacer falta, volverás a atraerlo hacia ti.
Todo ocupa un cierto espacio mental en nuestra cabeza. Cuando estamos «a tope» de cosas, no hay forma humana de que nuevas ideas, proyectos, situaciones, etc., se manifiesten en nuestra realidad porque no hay sitio para ellas. No porque por si solas esas cosas no puedan ocurrir, sino porque nosotros no podemos manejarlas, porque estamos saturados, y mientras mentalmente no hagamos un poco de limpieza no liberaremos la energía que necesitamos para gestionar esas nuevas situaciones.
Puertas que se cierran, puertas que se abren
Para abrir nuevas puertas, otras deben cerrarse. Una nueva etapa puede empezar solo cuando la anterior está casi concluida, o concluida del todo. Llevar muchas cosas en paralelo es completamente factible, pero todos tenemos límites. Hay que cerrar temas antes de poder abrir otros. ¿Qué tienes pendiente que te consume tanto que no te deja empezar nada nuevo? Haz un repaso a tu situación actual. Estructura todo aquello que llevas entre manos y analiza que puedes concluir, que puedes eliminar, que puedes quitarte de encima. Cuando lo hayas hecho, quizás puedas analizar todo aquello que quieres empezar y ponerlo en su lugar.
Recuerda, no puedes llenar una copa que ya está llena. Pégale un trago y deja espacio. Verás lo bien que te sientes haciendo limpieza en tu vida y la de cosas que están ahí fuera esperando a que les hagas hueco para entrar en ella.