Metafísica - Estructura de la realidad - Mente y Consciencia -  Sistema energético del ser humano 

¿Qué son los sueños?

Una de las primeras cosas que uno se propone averiguar cuando se introduce en el mundo de los sueños es entender, precisamente, qué son éstos. En el curso sobre Sueños y el Mundo Onírico, que os presentaba hace unos días, empezamos su estudio resolviendo esta cuestión, antes de adentrarnos en su análisis, en cómo inducirlos a voluntad, en cómo conseguir la lucidez dentro del sueño o en cómo proyectarnos durante el descanso nocturno por otros planos o realidades.

Para responder por lo tanto a esta cuestión, y cómo definición, diremos que los sueños son la representación “resumida” y simbólica, en muchos casos, de los procesos de almacenamiento, integración, análisis y decodificación de toda la información acumulada durante el día en el cuerpo mental.

Esa información proviene de múltiples lugares: las experiencias y vivencias recientes de la persona, la información que nos llega de otras vidas simultáneas y realidades paralelas “en tiempo real”, la reubicación de los datos presentes en la memoria a muchos niveles de profundidad, y la información captada de otras personas, entornos y planos por nuestro sistema energético.

Su origen está en los mecanismos que se dan, por la noche, para organizar toda esa información. Es decir, puesto que los programas de las esferas mentales tienen como objetivo archivar, catalogar y procesar todos los paquetes de datos que recibimos continuamente, se aprovechan los momentos de descanso del cuerpo, generalmente durante la noche, para ejecutar éstas acciones de mantenimiento de la psique, filtrado de datos y limpieza de paquetes de información presentes en ella. De ello se encargan los programas de la esfera mental subconsciente, que es la que siempre está activa y trabajando en nuestros procesos internos aun cuando los programas que dirigen la personalidad están “descansando”, haciendo que los procesos de la esfera mental consciente que nos dirige en “vigilia” se ralenticen y/o apaguen, para permitir la recuperación, descanso y reequilibrio de todo el sistema físico y energético.

Esos procesos, y diferentes mecanismos que estudiamos durante el curso, son los que producen los sueños que tenemos cada noche y, gracias al traspaso de información entre partes de la psique mientras estamos durmiendo, nos podemos hacer semi-conscientes de los sueños porque siempre hay una parte de la personalidad que está pendiente del desarrollo de todos los procesos externos e internos del cuerpo. Por lo tanto, aun estando dormidos, recibimos información de esos procesos mentales internos y de la información que está siendo analizada, procesada o decodificada.

Sin embargo ¿Por qué no siempre recordamos lo que soñamos?

Como la creación de los sueños es un producto resultado de procesos de revisión y archivado mental de información, en general, la parte de la personalidad «interna» que está supervisando el trabajo de análisis y procesado de los datos subconscientes, no está pendiente, normalmente, de transferir a la memoria a corto plazo de vigilia el contenido de la información analizada por la noche, ya que ésta no es necesaria, generalmente, para la gestión del día a día, por lo que el contenido de estos procesos, que a veces percibimos como recuerdos de algo que hemos soñado, se suele disipar rápidamente en cuanto volvemos a despertar cada mañana.

Si, por cualquier motivo, parte de la información que los mecanismos subconscientes de la psique han estado analizando y archivando tiene un alto impacto emocional o energético, o existe la intención y necesidad de comunicar esta información, entonces es más sencillo que la parte “consciente” de la psique que monitoriza el proceso guarde esa información durante más tiempo hasta el momento del despertar, lo que provoca que podamos recordar algunas cosas (algunos sueños) con más viveza y claridad, mientras otras con menos o nulo recuerdo porque se disipan más rápidamente.

Esto no significa que soñar no sea un proceso que valga la pena monitorizar conscientemente, o que no valga la pena acordarnos de cada pensamiento que analizamos por la noche, sino que, en un alto número de ocasiones, su origen y creación es un proceso automático de mantenimiento de la psique que se da simplemente por la configuración de nuestras esferas mentales, y por la forma de trabajar del cuerpo mental, archivando todos los datos que éste recibe para un óptimo funcionamiento de nuestra psique y estructura energética.

Por otro lado, y cómo todo siempre puede servir tanto a la parte consciente como a nuestros niveles subconscientes, si el alma o el YS creen que puede ser importante para la personalidad de vigilia acordarse de algo que ha sido analizado o procesado por la noche, aunque sea de forma simbólica, puede guardar en un “buffer” (almacén o repositorio mental) parte de esa información, para que sea transmitida al “yo” que esté al mando de la psique al despertarnos por la mañana, de forma que recordemos esa información (ese sueño) que puede tener algún dato importante para nosotros dentro del conjunto de cosas que tenemos archivadas en nuestra psique.

Este “buffer” o pequeño almacén mental se ubica en la capa consciente del cuerpo mental, y se usa como lugar de intercambio de datos entre la esfera mental consciente y la subconsciente, de forma que, si nuestro subconsciente quiere enviar algo a la personalidad «de vigilia», deja esos paquetes en esta zona, y los programas de la esfera consciente los recogen y los pasan a los yoes activos de la personalidad, que, entonces, reciben ese “dato” desde el subconsciente sea en forma de recuerdo, intuición o «certeza interna».

Así, entonces, al despertarnos, tendremos vivo recuerdo de lo que hemos soñado, pues los mecanismos internos de la mente lo han almacenado expresamente dentro de una zona a la que la personalidad «de día» tiene acceso más fácilmente. Gracias a ello se puede aprovechar mucho mejor el potencial que tiene para nosotros acceder a la información que maneja nuestra estructura interna durante el periodo de descanso, y aprovecharla durante el periodo de vigilia.

Y esta explicación es solo el principio de un increíble viaje de descubrimiento interno que podemos llevar a cabo con la exploración del mundo onírico. Desde técnicas para recibir respuestas a problemas o cuestiones que tengamos en la cabeza, hasta la forma de inducir sueños lucidos para tomar el control del proceso o entender cómo durante la noche nuestro sistema energético, al regenerarse y recargarse, influencia el contenido de lo que soñamos, el mundo de los sueños son una puerta fascinante para el descubrimiento de múltiples facetas del ser humano que existen en nosotros pero a las que, en general, no tenemos acceso durante la vigilia.

Si queréis aprovechar la oferta de lanzamiento y empezar a explorar vuestra vida onírica y descubrir el potencial de acceder a información y conocimiento que ésta os ofrece, el curso estará en promoción hasta éste próximo viernes, luego ya pasará a su precio habitual y a formar parte de la formación permanente de la EMEDT.