Muchos de los que estáis ya trabajando con los protocolos de sanación del segundo nivel de la formación habéis visto que, en ocasiones, y dependiendo del tipo de ente con el que estemos lidiando y queremos sacar de nuestro sistema energético (o del sistema energético del paciente o persona a quien le estamos haciendo la terapia energética) la situación se complica, y es complejo, laborioso y tremendamente difícil extraer o sacar algunos de ellos de nuestra estructura sutil.
Nuestro YS y aquellos que nos asisten, en todos los casos, trabajan enormemente en todos los niveles posibles para desacoplar estos seres y entidades que nos aparecen en las lecturas, pero, además del protocolo de preguntas para comprender el origen del problema, el detonante que lo ha causado, el tipo de ente, etc., y todo lo que ya investigamos para tomar consciencia de la situación con la que tenemos que lidiar, vamos a entrar en detalle hoy en «cómo hace el ente» para poder ganar «poder» sobre una persona y complicar su extracción. Es decir, vamos a explicar el proceso de acople desde el punto de vista del ente, ahora que nosotros, como terapeutas, ya conocemos por haber hecho el diagnóstico datos de su origen, tipología, qué causó el acople, etc.
Tres pasos y puntos de control
Hay tres puntos o elementos muy importantes que, para un ente, se hacen vitales controlar en el sistema energético del ser humano, para que, desde nuestro punto de vista, cueste expulsarlo con relativa facilidad. Ya hemos explicado en los cursos y también en algún articulo del blog, que nuestro YS, para extraer un ente, lo «succiona», literalmente, creando vórtices que nos conectan con el vertedero solar (que habíamos explicado en este otro artículo), extrayendo al ente de la parte del sistema energético donde se encuentre metido o entrelazado, literalmente como un aspirador haría con algo que recoge del suelo al pasar por encima.
Este método es efectivo, pero para entes con mucho potencial o poder es un método que requiere que, antes, el YS «deshaga» una serie de conexiones que el ente suele hacer para asegurarse un anclaje «más seguro» para sí mismo.
En general, la mayoría de entes inorgánicos buscan primero un anclaje al centro motor por la parte trasera, ubicado en el quinto chakra a nivel de la nuca, tanto en el cuerpo mental como en el etérico. Este punto de entrada y de acople, al poseer los programas de gestión de la parte motriz de nuestro avatar (recordad que el llamado centro «motor» gestiona todos los procesos inconscientes del cuerpo que usamos), facilita la entrada del ente hacia el interior del campo energético al poder «abrir la esclusa» que debilita el campo y facilita su entrada.
Esto puede parecer confuso, así que imaginaros que queréis entrar en algo que está cerrado por un campo de energía, y que tenéis un cuadro de mandos en un punto concreto donde, si manipuláis esos controles y botones apropiadamente, podréis disminuir la potencia del campo de fuerza o incluso anularlo brevemente para colaros en su interior. Digamos que el campo de fuerza es toda la estructura «de luz» que nos rodea, el campo electromagnético que emitimos, y que hace de barrera y de protección frente a las energías externas. Y el cuadro de mandos es el centro motor en su parte trasera. Para ganar acceso al mismo, evidentemente el ente tiene que casi casi «tocarnos», pues se encuentra a pocos centímetros de la «piel física», pero a nivel etérico y mental, así que, en los primeros momentos o intentos de acople, el ente tiene que «luchar» y forzar lo que puede nuestras defensas naturales para poder manipular nuestro centro motor. Cuando ha conseguido forzar un poco nuestro campo energético por detrás, lo que hace es «emitir» ciertos pulsos energéticos hacia el mismo con «códigos» que, el centro motor, que no es más que una serie de programas codificados en el interior del chakra, ejecuta y provocan que se disminuyan o bajen temporalmente nuestros «escudos». Esto es lo que permite al ente colarse en el interior de nuestra «burbuja» de energía. Por lo tanto, el primer «esfuerzo» del ente pasa por controlar siempre el centro motor por la parte trasera para poder mantenerse en control de los «mandos» que regulan la intensidad de nuestro campo de energía que nos protege de este tipo de invasiones «exteriores».
Ganar al acceso al sistema de proyección de la realidad de la persona
Una vez ese ente (las categorías y tipologías no son importantes ahora, las estudiamos en el nivel 3, pero todas las entidades que tienen un mínimo de potencial y consciencia usan el mismo método), ya tiene acceso y conexión con el centro motor, necesita ganar control de la proyección de la realidad de la persona, para poder, hasta cierto punto controlar la vida de aquel a quien está acoplado. Esto no es nada sencillo y, en general, consiguen poco control sobre este aspecto, aunque en casos complicados y de entes de muchísimo poder pueden llegar a controlar muchos aspectos de la vida de alguien sin que este se de cuenta. Esto lo hacen ganando acceso a la glándula pineal a nivel mental, principalmente, para poder modular, distorsionar y alterar las ondas que la persona emite y que son generadoras de su realidad. Aun así, controlar la pineal de alguien es difícil, y no se puede manipular el 100% del «mundo de esa persona», pero si que puedes alterar, según la capacidad del ente, parte de lo que la persona emite, por lo tanto, lo que la persona manifiesta, y lo que la persona «ve» como su mundo y lo que le pasa.
En general, se busca que esa persona genere situaciones más «negativas» que le bajen la frecuencia, la energía, etc., y con ello, proporcione más alimento, «nutrición» o simplemente vea reducido su potencial «humano» por orden de REC o SC.
Finalmente, el ente también necesita energía para poder «sobrevivir» y, para ello se conecta al tantien inferior o Hara para conseguirla. Se hace de la misma forma que los habitantes de Pandora en la película Avatar se conectaban a los animales que les servían de transporte: a través de la unión de fibras «nerviosas» y energéticas del ente con los filamentos de energía presentes en el tantien. De esta manera, es como enchufar o hacer un empalme entre dos cables, y parte de la energía del tantien fluye por este empalme hacia el ente, nutriéndose del flujo de prana que la persona posee en su «batería natural» de energía que es la que proporciona fuerza y «chi» a todo el cuerpo.
Revirtiendo el proceso para sacarlos de nuestra estructura sutil
Así, como veis, son tres puntos que entes de mayor categoría y poder buscan controlar en el avatar para poder acoplarse y que sea más complicada su expulsión. Cuando nosotros hacemos las peticiones, y si el YS percibe que alguno de estos tres puntos está comprometido, o los tres, tiene que deshacer todo esto antes de poder expulsarlo, así que el YS inicia primero la desconexión del «empalme» al tantien, para disminuir la energía que el ente recibe y que lo mantiene «fuerte». Esto se hace emitiendo pulsos a través del cordón dorado, que recorre el sistema de canales y entran al «empalme» del ente en forma de descargas electromagnéticas, así que la entidad empieza a recibir una serie de descargas equivalente a como si nosotros cogiéramos un cable de electricidad con las manos y nos estuviéramos medio electrocutando. El ente, por norma general, no resiste estos pulsos y suelta rápidamente las fibras que lo conectan a nuestro tantien, quedándose sin fuente de energía.
Luego, nuestro YS, en la misma petición o con la siguiente vez que la hacemos, desconecta al ente de la glándula pineal por más o menos el mismo método, para que la entidad deje de tener control sobre la realidad de la persona y no la pueda manipular tanto y, finalmente, mediante otra serie de «descargas» lo obliga a soltarse del anclaje en el centro motor trasero. Una vez todo esto está completo, se produce la succión y el ente es extraído y mandado al vertedero solar, desintegrándose o reciclándose como los mecanismos del mismo y las jerarquías que se encargan de su funcionamiento estiman oportuno.
Todo este proceso puede suceder en cuestión de minutos, para entes de «poco poder», una petición y listo, el ente ha desaparecido de nosotros, o, por el contrario, como en algunos casos que muchos habréis vivido, pueden ser más complejos, de días o más tiempo, hasta que cada uno de los pasos se ha completado y entonces podemos quitárnoslo de encima. En todo caso, es casi siempre el mismo procedimiento «estándar» y los pasos siempre suelen ser los mismos, con lo que tomando consciencia de ellos, ya conocemos algo más de sus mecanismos de funcionamiento e intentos de manipulación sobre nosotros.