Los seres humanos somos bastante cómodos. Nos gusta que nos salven, nos arreglen, nos solucionen los problemas, y nos pongan las cosas en su sitio sin que nosotros movamos un dedo para ello. No lo digo como crítica, es que realmente somos así. En algún lugar de nuestra psique, por la formación, origen y estructura que tenemos, poseemos la tendencia de esperar que todo cambio venga de fuera, sea ejecutado por otros, nos venga como regalado, y todo cambie, para bien por supuesto, por la acción, trabajo y ejecución de los demás. Estoy totalmente de acuerdo sobre que esta faceta nuestra se ha potenciado y usado por las élites para tener el control de las masas, pues, evidentemente, no se puede usar contra nadie algo que no existe en el interior de esa persona, pero, por otro lado, a veces me pregunto cómo podemos llegar a ceder tanto nuestro poder a los demás, yo el primero, y no darnos cuenta de que es la forma más sencilla de perder el control de nuestro destino.
¿Cómo que yo soy responsable de eso?
Cada vez que esperamos que las guerras, crisis, conflictos y demás historias del mundo, o nuestras historias personales, las solucionen otros, principalmente nuestros políticos o personajes en control aparente, estamos dándoles más poder a los que mandan para seguir generando guerras, crisis, conflictos y demás. Tenemos el sistema de vida en la Tierra que tenemos porque cada persona ha contribuido a co-crearlo, y aunque salten todas las alarmas y el ego se revuelva diciendo “¿cómo me acusas de haber podido yo crear tanta miseria, violencia o maldad?”, básicamente la respuesta es muy sencilla, la suma de cada grano de maldad, violencia o miseria que tenemos en nuestro interior, contribuye a la creación de una macro realidad global, que es potenciada, aprovechada y manipulada para mantener la situación en la que vivimos. Tú no eres responsable directo de todo lo que ocurre en el mundo, nada más faltaría, ¿verdad? Sin embargo, todos somos responsables indirectos porque la realidad física nace a partir de la realidad energética, y la realidad energética se forma por la suma de lo que todos nosotros proyectamos mental y emocionalmente. Es curioso que cueste tanto entender esto, pero sé que cuesta porque hemos creído, durante tantos milenios, que no tenemos ningún poder personal, que cuando alguien te dice que tú eres responsable de tu realidad y de una porción de la realidad común, lo primero que te viene a la cabeza es rompérsela a la persona que te lo dice con el libro del “El Secreto” en la mano, y no tiene sentido alguno para nosotros que cualquiera de las cosas que pasan en el mundo sean consecuencia de los granitos de arena mentales y emocionales que nosotros hemos generado, que han salido de mí cuerpo emocional y mental, los que tengo a 20cm de mí cuerpo físico, ya que nos han repetido mil veces que, en general, somos seres que dependemos de que otros dirijan nuestras vidas para casi todo, porque no nos sabemos dirigirnos a nosotros mismos y, por tanto, no tenemos poder ninguno para generar esas cosas y situaciones que vemos en las noticias cada día.
Es lo mismo de siempre, para cambiar algo ahí fuera, hay que cambiar aquí dentro
Decía, hace poco, en una sesión de regresión uno de los guías con los que hablamos de vez en cuando que, nuestras élites, vistas desde un punto de vista muy elevado (no el humano, desde luego), son solo almas que no llegan a darse cuenta de que pelear por recursos, por el control, o por un trozo del planeta, no tiene ningún sentido. Al vivir enraizadas en el miedo intrínseco a perder su posición, control y poder, avivan las luchas, conflictos y peleas entre ellos, que se transforman en las guerras, conflictos y otros sucesos de las agendas de cada uno de los bandos que, en este planeta, influenciados por razas de fuera (que se comportan igual, pues su alma, su concepto de la creación y punto de vista de cómo se debe avanzar por la vida es igual de cerrado y obtuso, aunque vengan de otro planeta), dan lugar al caos que se percibe actualmente, especialmente en las líneas temporales o realidad más densas y “negativas” que co-existen actualmente en la Tierra.
Afortunadamente, cada vez somos un poco menos manipulables, o mejor dicho, cada vez somos un poco menos cómodos y pendientes de una salvación, arreglo o solución externa. Es decir, que cada vez más y más personas se dan cuenta que nada cambia “ahí fuera” si uno no cambia “aquí dentro”, aunque aún son minoría en comparación con los 7000 millones de humanos que somos. Sin embargo, esas personas, que ya no esperan que el sistema y el entorno cambie para cambiar ellos, son las que se encuentran con el rumbo fijo y navegando a plena potencia hacia el cambio de nivel evolutivo, y son, y serán, los pioneros que empezarán a transicionar de “curso”, conectados a la línea temporal ideal y positiva, porque habrán dejado atrás la necesidad de que, para que ellos puedan avanzar o evolucionar, o vivir la vida que quieren, otros tengan que hacer cosas, solucionar problemas, arreglar temas pendientes o hacer que mejore la economía o lo que sea. Pero, claro, primero uno tiene que darse cuenta, y esto no es un tema de conocimiento intelectual, sino una constatación personal y profunda, de que esto es así, es decir, no te sirve de nada que yo ahora te lo esté diciendo en este artículo, solo te servirá cuando tú te des cuenta en lo más profundo de tu ser de que, realmente, el mundo de fuera solo depende del mundo de dentro, y nadie más que tu tiene control sobre ese mundo, el interior.
No luchamos contra nada, sino a favor de algo
Una de las enseñanzas más importantes que he recibido desde que estoy en este camino de intentar crecer y evolucionar como persona y mirar de ver cómo puedo echar un cable mientras tanto, es la de que trabajar en contra de algo no tiene ningún sentido, sino que siempre hay que trabajar a favor de algo. Trabajar en contra del sistema actual no produce resultados, trabajar para montar un sistema alternativo mejor, los produce todos. Poner energías en enfrentarnos a algo que no queremos es mucho menos productivo que poner energías en construir algo nuevo que si deseamos. Buckminster Fuller, diseñador, ingeniero, visionario e inventor estadounidense, dijo una cita que durante mucho tiempo fue mi frase de referencia: “nunca intentes cambiar las cosas luchando contra la realidad existente. Para cambiar algo, debes construir un nuevo modelo que haga el actual modelo obsoleto.”
Al paso que vamos en alguna de las líneas temporales, y posiblemente con la desesperación que tienen muchas personas, llegará un momento en el que, allanado el camino por los medios de comunicación, la manipulación de las mentes de las personas y la generación de sucesos en el planeta usando la energía disponible del potencial creador de los seres humanos, que las masas, quizás, solo en las líneas más negativas, salgan a la calle a exigir por millones que alguien nos salve de tanto horror y caos. Ese momento, si llega, será un punto crítico donde aquellos que desean ser salvados, no tendrán ningún problema en aceptar cualquier solución que nuestras élites ofrezcan para ello (es la técnica del problema-reacción-solución, podéis buscar info en la red al respecto). Si para ello hay que escenificar que llegan naves extraterrestres para salvar a la humanidad, la gente estará abierta y dispuesta a ello, y subirán por millones, si para ello hay que escenificar y preparar la venida de un segundo mesías, no habrá obstáculos para ello y lo seguirán con los ojos cerrados, si para ello hay que ofrecer un sistema de control abierto y mucho más restrictivo, porque así será más segura la vida, la gente lo aceptará sin rechistar. Porque la idea es seguir intentando generar más miedo, y seguir potenciando la idea de que el cambio viene de fuera, y no de dentro, sean naves extraterrestres, salvadores y mesías, o nuevos sistema de “gestión” para todos.
De todas formas, tampoco hay que preocuparse, esto que os cuento son solo sucesos hipotéticos en líneas temporales de frecuencia muy baja, ninguno de los que estamos leyendo este blog estaremos enganchados a ellas, al menos ese es el objetivo. Pero es una realidad que quizás se pueda manifestar en algún lado, porque nos siguen diciendo que no tenemos control sobre nuestro destino, y nosotros nos lo seguimos creyendo. No hay nada que el ser humano no pueda co-crear cuando tiene claro el poder que tiene. Que no nos preocupe salvar el mundo, sino ejecutar cambios en nuestro interior para hacernos con el control del mismo, de nuestro mundo particular y real. La sociedad no se cambia por la acción externa de los que la gobiernan, sino por la acción interna y particular de cada persona. Millones de cambios personales producen cambios globales, y es la única forma en la que las cosas funcionan y evolucionan.