Cada vez que hacemos un diagrama para explicar la teoría metafísica de la Creación, el concepto de la Fuente primaria, las sub-fuentes, los planos frecuenciales, las divisiones en niveles evolutivos, etc., ponemos una cosa encima de otra, como si estuvieran fuera, conectadas, si, pero, como si una cosa colgara de otra en un espacio abstracto que sirviera de base para ello.
Claro, no tenemos otra forma de representar en las dos dimensiones de un papel y de forma lineal, los conceptos de frecuencia superior, de mayor nivel evolutivo, de mayor jerarquía, o de dependencia energética o vibracional, así que no tenemos otra manera de expresarlo que haciendo dibujos o esquemas en cascada, donde, en lo más alto, tenemos la Fuente o el “origen de Todo”, y luego en las partes más bajas vamos poniendo aquello que depende o sale de ese origen.
Evidentemente esta representación no es correcta, aunque es la que más nos ayuda a explicar estos conceptos, y a entendernos los unos con los otros, pero, si queremos ser un poco más estrictos, o simplemente ser un poco más correctos, tenemos que pensar que no hay nada que no esté dentro de la Creación y que, lo que nosotros dibujamos como “colgando” de otra cosa, en realidad “está” dentro de esa otra cosa.
La Creación engloba todo
No podemos dibujar la Creación, pero si esquematizarla, y su representación es evidentemente un círculo de radio infinito, una esfera que se expande eternamente hasta volver a enlazar consigo misma, de forma que no hay nada que queda fuera de la esfera. Inicialmente todo esto, podríamos decir que es energía potencial en reposo, infinita, sin ningún tipo de manifestación en su interior.
Luego el impulso de esta energía-conciencia de auto-experimentarse lleva a crear una singularidad, un punto, donde esta energía primordial, inteligencia infinita, comienza a crear en su seno, porciones de si misma que dan lugar a una separación entre la región de lo no manifestado, y la región de “la creación”, lo generado, desde donde entonces se expande, y se crea, a partir de aquí, todo lo que podemos llegar a conocer de la Fuente como tal. Los Taoístas dicen de esta Fuente primaria que “El Tao que puede ser expresado. no es el verdadero Tao”, haciendo referencia a la región “manifestada” y a la región de lo no creado.
La región de manifestación de la Creación
De la energía infinita en reposo, sale la energía infinita creadora. Es a partir de aquí de donde empiezan a manifestarse los diferentes espacios, universos, realidades, logos y sub-logos, todos contenidos dentro de la región de la Creación manifestada, y todos provenientes de la misma Fuente primaria, que, para nosotros es todo lo que jamás podremos llegar a experimentar y conocer.
Para hacerlo resumido, vamos a decir que de cada logos primario o porción creadora manifestada por la fuente primaria nace una macro porción de la realidad y de la existencia que nosotros vamos a catalogar como un universo, y, dentro de ese universo, otras porciones de la creación tomarán “vida” como sub-sub-fuentes, o como logos de un orden menor, que podríamos muy bien asimilar a nuestras galaxias (a pesar de que haya jerarquías y niveles entre logos galácticos, pues, por ejemplo, el ser que “da vida” a nuestra Vía Láctea ha “nacido”, o ha sido creado, por otro “ser”, que, si pudiéramos verlo, seria algo así como otra “macro-galaxia” de donde se crean galaxias menores.
Así, de este logos galáctico ya llegamos a un nivel que más o menos podemos entender, la creación dentro de nuestra propia galaxia, donde existen, en un nivel menor, millones de sub-sub-sub-logos, que para nosotros representan o se manifiestan como soles y estrellas.
Y ya en el último orden de cosas, aparecen los planetas y satélites, con un orden evolutivo menor, que dependen jerárquicamente del logos solar al que pertenecen (del sistema solar a nivel físico en el que se encuentran) pero que están dentro de la estructura del logos galáctico. Así, si os fijáis en el esquema inicial del artículo, hemos ido poniendo en cascada como nacen las diferentes partes de la Creación saliendo una de otra, pero como si de muñecas rusas contenidas una en otra se tratase, todo está dentro del contenedor superior que le dio vida.
Y nosotros, ¿dónde estamos?
Pues nosotros estamos dentro de la estructura del logos galáctico también. Nuestro SER, que ha nacido de una de estas sub-fuentes, se encuentra dentro de alguno de los planos de la creación de la sub-fuente que lo creó, y ahí realiza todo su periplo evolutivo hasta que completa la rueda de niveles, según la estructura del logos al que pertenezca, hasta reunirse y reunificarse de nuevo con su sub-fuente. Nosotros, el ser humano, al ser una proyección del SER en una raza que actualmente se define como de tercera dimensión, tenemos que completar todos los niveles evolutivos que se encuentran dentro de esta galaxia para llegar a reunificarnos con nuestra Fuente, y una vez hecho eso, quizás sigamos evolucionando hacia la sub-fuente de nivel superior que creó a nuestra fuente y tengamos otra rueda evolutiva por delante. Pero eso aun nos pilla muy lejos.
Como el agua para los peces
Cuando, en meditación, mis guías o mi Yo superior “trataban” de explicarme esto de la Creación, me vino una analogía que estoy más que convencido habréis oído alguna vez. Imaginaros a la Creación como el océano, un potencial de energía en calma, que, de repente, por el deseo de conocerse a si mismo da libertad, conocimiento, autoconciencia y libre albedrío a todas las gotas que forman el mismo océano, de forma que, ahora, cada una de esas gotas es una porción autoconsciente formada por la energía y consciencia del mismo océano. algunas gotas son más grandes, digamos que hay bloques de agua que permiten la posibilidad de que gotas de agua menores se pasen por allí y experimenten con otras gotas. Pero todo sigue estando dentro del océano, y el océano en su conjunto aprende de si mismo con las experiencias que cada una de sus gotas obtiene yendo de un sitio para otro, saliendo de una porción del océano y entrando en otra, juntándose con más gotas, fundiéndose en porciones de agua más bastas o disolviéndose en gotas menores y más pequeñas, dividiéndose para experimentarse y auto estudiarse mejor.
Y ese océano tiene diferentes niveles de profundidad, aguas más cálidas, más profundas o más cristalinas, hay diferentes niveles de experiencia si las gotas se juntan más entre si, o se separan, hay partes del océano donde da más la luz, y partes donde hay más oscuridad, y todo sigue siendo parte del conjunto. Y los peces son como los seres de la creación que experimentan en el océano, para un pez, el agua es la creación, no hay nada que no pertenezca a la creación, como para un ser humano no hay nada que nos rodee que no sea parte de la Creación y que no haya salido de la Fuente. Y el pez puede decidir bajar a niveles de agua donde hace más frio, o hay menos luz, o nadar hacia aguas más cálidas o cristalinas, pero siempre se moverá por los confines de la creación porque no hay forma de salir de ella.
En resumen, aunque sigamos poniendo las cosas en diagramas como unas puestas encima de otras, todo en realidad está contenido dentro de aquello que le precede en el orden de la Creación manifestada, así que no hace falta mirar al cielo para buscar a la Fuente, porque la fuente está en todos lados, y no hay nada que no sea parte de la Fuente, incluso aquello que parece ir en contra, negarla o querer destruirla, forman parte de la experiencia de la Creación conociéndose a si misma.