Todos entendemos la lógica “física” detrás de la Ley de la Atracción, el hecho de que nuestro cuerpo energético se comporta como un imán, que tiende a atraer hacía sí aquellos objetos o situaciones que contienen el mismo tipo de “frecuencia” que nosotros es la analogía más fácil para representar su funcionamiento. Sin embargo, lo que más nos cuesta a todos entender es el hecho de que nosotros además debemos poner los medios para que esas cosas o situaciones lleguen a nosotros si deseamos que se materialicen lo más rápidamente posible.
La colina y la playa
Imaginemos que estamos en lo alto de una pequeña colina desde la cual vemos a unos pocos cientos de metros de distancia una playa, en la playa resulta que hay un baúl que contiene un objeto que deseamos, algo que queremos atraer. Desde nuestra colina, cogemos una cuerda muy larga que tenemos y la lanzamos, con tan buena puntería que conseguimos enganchar el baúl, y así, al estirar fuerte, podemos arrastrar el tesoro hacia donde estamos. Sin embargo, resulta que entre la playa y la colina hay un montón de maleza, zarzas, arbustos, que ralentizan el acercamiento de ese cofre, por mucho que estiremos. La resistencia de las ramas, las piedras del suelo, la maleza que se engancha, etc., hacen terriblemente difícil que por mucho esfuerzo que hagamos, consigamos atraer el baúl a nosotros al ritmo deseado. Evidentemente que si seguimos estirando tarde o temprano lo conseguiremos, y tendremos el objeto deseado junto a nosotros en la colina, pero sería mucho más fácil si por ejemplo pudiéramos limpiar un poco el camino, quitando piedras, o cortando parte de las zarzas.
Canales de manifestación
En el ejemplo anterior, el baúl es por supuesto aquel evento o cosa que queremos manifestar, se encuentra en cualquier punto de nuestra realidad pero aun no lo percibimos o no lo hemos atraído a nuestro lado, la cuerda es la energía que emitimos, la frecuencia que literalmente hace de imán y se engancha a nuestro deseo, y las zarzas y matorrales son los obstáculos físicos y movimientos que debe hacer ese objeto para llegar a nosotros. Básicamente si queremos acelerar el proceso tenemos dos formas de hacerlo, o bien estirar de la cuerda con una fuerza impresionante (incrementar enormemente la potencia de nuestro imán) o bien allanar todo lo posible el camino para que a igual fuerza de atracción, exista menos resistencia para que el objeto nos llegue. Esto último es lo que llamaremos los canales de manifestación.
Poner las cosas fáciles y abrir opciones
Crear un canal de manifestación no es otra cosa que ponerle las cosas más fáciles a nuestro imán interno para que se encuentre los menos obstáculos posibles en el proceso de manifestación de aquello que queremos. Se trata de crear las estructuras que permitan que ciertas cosas, eventos, personas o situaciones tengan lugar. Por ejemplo, si deseamos que entren en nuestra vida nuevas amistades o relaciones sociales, podemos quedarnos en casa o podemos apuntarnos a un club, organismo, actividad, en el cual entre y salga gente, en el cual, gracias al ser una estructura ya creada sea fácil que se puedan dar las circunstancias para que encontremos a esas nuevas amistades. La ley de la atracción funcionará en ambos casos, tanto si nos quedamos en casa (nunca se sabe que nuevos vecinos van a llegar a vivir en nuestro bloque ) como si vamos a un lugar en el cual la resistencia a la manifestación de nuestro deseo sea menor (más gente, más conexiones, más situaciones en las cuales podemos terminar materializando ese deseo). Si queremos atraer más abundancia material es más fácil tener nuestro propio negocio o servicio, al cual lleguen “de la nada” nuevos clientes, que trabajar en una empresa donde el flujo energético de la abundancia encuentra más resistencias hasta llegar a nosotros (es un ejemplo de canales de manifestación, ya se que no es nada fácil tampoco sacar adelante un negocio propio, soy el primero que lo sabe por experiencia ). Si buscamos trabajo o nuevas oportunidades profesionales, hemos de poner nuestro curriculum en funcionamiento, asistir a encuentros, reuniones, lugares donde puedan aparecer “de la nada” aquellos que nos abrirán las puertas a esa nueva oportunidad profesional. Hay que moverse siempre en la dirección general de aquello que queremos, y hacer así que la parte física y energética del proceso fluya más fácilmente.
La cuestión es quitar del medio todos los bloqueos y obstáculos que creamos puedan interferir en el proceso, allanando el camino hacia nosotros de aquello que queremos atraer. Otras cuestiones como si estamos preparados para ello, si estamos emitiendo la frecuencia correcta, si nuestro imán funciona bien, etc., son otros componentes de esta ley de la atracción de los que ya hemos hablado anteriormente, pero en todo caso recuerda, cuantas más zarzas y piedras del camino quites, más fácilmente podrás llegar a tener el baúl contigo en lo alto de la colina.