Metafísica - Estructura de la realidad - Mente y Consciencia -  Sistema energético del ser humano 

Creando y cancelando objetivos

Aprovechando este fin de semana largo he estado revisando mi lista de objetivos para este año, mirando  que se había puesto en marcha, que cosas aún quedan algo lejos, y que cosas parece que finalmente no van a pasar.  Pensando en estas últimas me he dado cuenta que a pesar de ser objetivos sólidos, planificados con toda la intención y la energía a principios de año, simplemente ya no forman parte de lo que quiero conseguir, y todo el inicio del proceso de materialización ha dejado de tener efecto. En algún momento, en los últimos meses, he cambiado de idea, y con ello se ha perdido todo el posible trabajo de materialización de aquello que había planificado. No es que sea nada grave ni una catástrofe, pero invita a pensar cómo «desperdiciamos» tiempo y energía, para luego cancelar los deseos que nos habíamos propuesto.

¿Podemos materializar todo aquello que nos proponemos?

Basados en nuestra libertad de elección y pensamiento, tenemos el poder de crear las situaciones que deseamos formen parte de nuestra vida. Todo pensamiento lanzado al universo a través de nuestra glándula pineal, que es el proyector holográfico de nuestra realidad, con la suficiente energía, se convierte en un deseo recogido que se pone en marcha para hacerlo realidad. Si cambiamos a medio camino de idea muchas de las cosas que ya estaban preparadas para ocurrir se cancelarán, o ocurrirán de otra forma, y nuestro deseo original simplemente no sucederá ya que hemos cambiado de idea (y las octavas energéticas y procesos de manifestación de los mismos se cancelan).

Por ejemplo. Imagínate que estás fastidiado por tener siempre gente ruidosa alrededor en la oficina que no te permite concentrarte, y quieres cambiarte (mentalmente) a otro lugar más relajado donde puedas hacer tus cosas con más tranquilidad. En el momento en que deseas mentalmente que te cambien de sitio ese deseo se convirtió en una energía proyectada, que empieza a preparar los cambios necesario: por ejemplo, un problema en las máquinas de aire acondicionado que exigiera un traslado, una excusa para que pudieras pedir el cambio de mesa, una reorganización del equipo, cualquier cosa que físicamente hubiera dado ese resultado podría haberse puesto en marcha por los diferentes mecanismos que rigen la manifestación de la realidad en el plano físico.

Sin embargo, tiempo después, tras pasar un día sin que nadie te moleste, decides que tampoco estás tan mal y que  no necesitas cambiar…. ¡ahhhh! dijeron (simbólicamente) por ahí arriba! ¡habíamos empezado a planificar las acciones que habrían de ocurrir para que pudieras cambiarte y ahora lo cancelas! Ósea, que al final no te has movido de tu sitio,  y si quieres hacerlo será mejor que lo decidas claramente y mantengas tu deseo.

Contemplando vs Creando

Nuestro problema cotidiano es que no sabemos que somos capaces de crear y proyectar nuestra propia vida, y por eso cambiamos tan a menudo lo que queremos. Vivimos en actitud “contemplativa” y no “creativa”. El secreto es ser consciente en todo momento que todas y cada una de las situaciones que vivimos han sido creadas por nosotros mismos con un simple pensamiento que se ha mantenido lo suficiente en el tiempo para que todas las acciones y sucesos necesarios para que ocurriera tuvieran tiempo de convertirse en realidad.

¿Qué pasa cuando queremos crear algo que no podemos tener/ no es el momento / no estamos preparados? El tiempo que tardará ese deseo en convertirse realidad será proporcional a lo fácil/difícil, preparado/no preparado que uno esté. Pero si se mantiene la intención, el deseo se acaba siempre manifestando, de una forma u otra, y con los debidos tiempos, ritmos y factores de todo lo que ese deseo lleve implícito.

Digamos que ahora quiero ser astronauta, con todas mis fuerzas, es una pasión y solo pienso en ella, solo emito ese objetivo focalizado. ¿Qué hará el universo/el inconsciente colectivo/las realidades superiores  para que yo sea astronauta?

Probablemente las fuerzas de la sincronicidad se pondrán inmediatamente en marcha y pondrán ante mis ojos algún anuncio de algún periódico sobre la carrera espacial, caerán en mis manos libros al respecto “por casualidad”, encontraré gente que me hablará de ello, me apuntaré a cursos, me meteré de lleno en la carrera espacial, aparecerán los profesores adecuados y las oportunidades adecuadas y quizás en 10 años pueda hacer mi primer viaje espacial.  Mi deseo se ha cumplido porque durante estos diez años he mantenido mi intención y lo he puesto fácil para que se pusieran delante mío las puertas abiertas que tenía que cruzar (y tuve el coraje de cruzarlas).  He seguido las señales y he cruzado las puertas. He vivido en modo «creativo». Pero he tardado 10 años en materializar mi deseo. Nada hubiera ocurrido si al mes y medio hubiera dicho “ahora quiero ser bombero”. Otro grito allá arriba por el trabajo hecho en vano… 🙂

¿Cómo decidir lo que quieres y mantenerlo?

Es difícil. ¿Cómo saber que es lo que uno quiere de verdad? ¿Cómo saber en que enfocar tu energía para materializar tus verdaderos deseos? Ahí entra la parte del conocimiento interior, escucharse a uno mismo, seguir nuestra intuición y descubrir que es lo que realmente queremos conseguir. Todo está relacionado en este plano y en esta relacionada y no hay nada que no afecte al resto y no tenga conexión con el resto de cosas. Lo que nos apasiona es lo que nos motiva, lo que nos motiva nos hace sentirnos excitados, activos y concentrados.  Y esa concentración y excitación es lo que genera un potente haz creador que atrae a nosotros aquello que ansiamos. Aprender a manejar el proceso creativo es parte de nuestra evolución, y no sabemos todo el potencial que tenemos, y que estamos dejando de aprovechar por no ser conscientes del mismo.

Vive tu vida de modo creativo, levántate cada mañana con la intención de crear tu día y tu realidad, tal y como tu la deseas, o si no serán las fuerzas combinadas del resto de personas las que te sumergirán en una realidad genérica, acordada inconscientemente, pero que no tiene porque ser la realidad que tu quieres. Recuerda que tu mundo es tuyo. Y que aunque parezca que el de al lado vive en el mismo mundo, su percepción y existencia es totalmente distinta. El tiene su propia realidad que ha podido o no crear conscientemente, eso no lo sabrás jamás. Pero tampoco te importa. Se consciente de tus pensamientos, y verás como cada vez te es más fácil ver las puertas que se han de cruzar para ver tus objetivos materializados.

 

Profundiza en este tema y amplia tu conocimiento sobre los diferentes aspectos “del mundo que no vemos”