No hay demasiadas fórmulas a largo plazo que puedan dar resultados positivos cuando queremos incrementar nuestra situación económica. El trabajar más horas, más arduamente, o en dos sitios a la vez, no es una estrategia aplicable al concepto de vivir mejor. Nos puede sacar de un apuro temporal, pero no es la fórmula apta para ganar más dinero. Para ello, probablemente, la única alternativa 100% segura es incrementar el valor y el servicio que proporcionamos a los demás con aquello que hacemos.
Incrementar tu servicio y el valor que proporcionas a terceros es parte indisoluble de cualquier método que puedas encontrar para incrementar tus finanzas y tu situación económica. Aquello que seas capaz de generar con tu trabajo, tus habilidades, tus acciones, etc., al resto de la sociedad, será lo que te proporcione el valor devuelto en forma de compensación monetaria (en la mayoría de los casos).
Existen dos formas básicamente de proporcionar valor a los demás, tal y como la mayoría de nosotros tenemos estructurada nuestra vida: o bien trabajas para otros, o bien trabajas para ti mismo.
Trabajar por cuenta ajena
Cuando nos levantamos por la mañana y nos vamos a la oficina, el taller, la tienda o la fábrica, hacemos nuestras horas y esperamos nuestro salario a final de mes, estamos haciendo muy poco para proporcionar algo de valor permanente a cambio del trabajo que realizamos. Aquello que producimos no queda bajo nuestra propiedad, y por lo tanto son otros los que reciben los beneficios del producto o servicio final. La mentalidad de vivir de nómina a nómina está muy extendida y aceptada, y no habrá pocos lectores los que estén pensando que es la única forma segura de conseguir todo lo que necesitan para ir tirando.
El trabajo por cuenta ajena es parte de la mentalidad de escasez que tenemos inculcada por parte de aquellos que no trabajan por cuenta de nadie (los que poseen las empresas en las que trabajamos). Digamos que eres un pintor de acuarelas, óleos y demás. Tu trabajo hace inspirarse a la gente, le proporciona sensaciones, imágenes, sentimientos de belleza, de tranquilidad, etc. El valor que aportas a los demás con tu obra se ve recompensado cuando alguien te compra un cuadro. Es un valor puesto en un formato permanente que puede ser admirado una y otra vez, y siempre proporcionara esas sensaciones. Las personas hablarán de ti en el boca a boca cuando alguien vea un cuadro tuyo y pregunte dónde lo consiguió o de quien es. Tu reputación irá en alza y más gente te conocerá y comprará tus cuadros. Puede llevar tiempo, pero siempre eres tu quien controla tu obra y recibes los beneficios por ella.
Si por el contrario, tú como pintor, te pones a trabajar para una empresa que hace cuadros en serie para el salón de casa y que los vende a través de Ikea, en ese momento dejas de tener el control sobre tu obra. Los beneficios que tu trabajo proporciona a la sociedad se los lleva la empresa para la cual trabajas, y tú simplemente cobras por el tiempo invertido en crear el cuadro. Puedes proporcionar a los demás el mismo beneficio con tu obra, pero tú no lo recibes directamente. Tu única recompensa es un salario fijo mientras tu empresa se enriquece con tu trabajo.
Trabajar para nosotros mismos
El hecho que te conviertas en el dueño de aquello que produces es a la larga la forma más eficaz de obtener beneficios por el valor aportado a la sociedad. No estamos diciendo que dejes mañana tu trabajo, no todo el mundo tiene el coraje y el valor para establecerse por su cuenta, y muchos ni siquiera se plantearan jamás la cuestión porque no han averiguado aun que pueden aportar valor a los demás y recibir compensación económica a cambio sin depender de otros para la gestión de lo que ellos producen.
La forma de recibir el 100% del beneficio de aquello que generamos es mantener el control sobre el mismo. Da igual si creas una página web, un blog, una tienda online o física, un CD con tus cuentos, un libro o maquetas en miniatura. Tu trabajo puesto en forma física, tangible y permanente es la clave para generar beneficios incluso cuando no estás trabajando. Tus productos o aquello que hagas está siempre disponible para ser disfrutado una y otra vez, incrementado su valor cada vez que alguien te lee, te escucha o usa algo que has creado, etc.
Descubrir que podemos aportar de valor
El problema con la mentalidad del trabajador por cuenta ajena es que la mayoría de las veces no nos damos cuenta o no sabemos ver que tenemos y podemos aportar algo sin tener que pasar por el entramado de una empresa gestionada por otro. Cada uno de nosotros tiene ciertos talentos, sabe hacer ciertas cosas y es bueno en algo. Convertir esos talentos en servicio a los demás es lo que proporciona de vuelta la riqueza económica. Aquellos que más servicio proveen de alguna forma son aquellos que más valor aportan y más compensación reciben a cambio. Debes descubrir que puedes hacer tú por los demás, y explorar la forma de llevarlo a cabo y convertirlo en tu propio negocio. Una vez empieces el proceso de transformación de tus habilidades en algo que pueda ser puesto a disposición de la población del planeta, y que puedas recibir dinero por ello, verás como dejas de pensar en vivir de nómina a nómina y disfrutas con tu trabajo, siendo a la vez propietario de todos los resultados del mismo.